Friday, August 12, 2011

33f Respuestas al cuestionario de Guadalupe Casasnovas

RESPUESTAS AL CUESTIONARIO DE GUADALUPE CASASNOVAS PARA EL LEONCITO


Guadalupe Casasnovas


Gaudalupe Casasnovas y Manuel Salvador Gautier
12 julio 2011

Guadalupe Casasnovas: Aunque ya había trabajado la importante familia Henríquez Ureña en su novela Serenata, ¿no pensó que era arriesgado hacer una novela histórica de la vida de Juan Pablo Duarte, Padre de la Patria de la República Dominicana?

Manuel Salvador Gautier: Juan Pablo Duarte es un personaje que ha sido manipulado por los historiadores dominicanos de tal manera que hoy en día apenas si lo entendemos. Desde que me dediqué a escribir narrativa, decidí que haría una obra que lo rescataría de este estado de incertidumbre. En Dimensionado a Dios, dimensiono a Duarte. Lo presento como a un ser inteligente, ambicioso, emotivo, decidido, imprudente, retador, analista, soberbio y mil cosas más, como son todos los seres humanos que viven intensamente sus vidas; un hombre que hace las cosas porque íntimamente está convencido de que debe hacerla; un hombre que no responde a las intrigas de otros, sino a sus propias evaluaciones y conclusiones; un hombre que se respeta a sí mismo. Al escribir sobre Duarte, no imaginé que corría riesgo alguno; todo lo contrario, sentí que al fin Duarte encontraba a un expositor que lo presentaría como el ser humano genial que fue y no como el mito deshumanizado, el pelele que lo han hecho.

GC: Ganar el premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes 2011, por la novela Dimensionando a Dios, ha sido la culminación de un año lleno de éxitos y reconocimientos, ¿piensa que ya al fin le llegó el reconocimiento nacional e internacional que merece su obra?

MSG: Cuando comencé a escribir narrativa, no se me ocurrió que iniciaba una trayectoria de escritor literario que tendría reconocimientos y premios; solo respondí a un impulso interior que me obligaba a sentarme frente a mí mismo para expresarme a través de la escritura, como ya lo había hecho en la arquitectura. Con mi primera obra publicada en 1993, la tetralogía Tiempo para héroes, gané el Premio de Novela Manuel de Jesús Galván que otorga, actualmente, el Ministerio de Cultura, lo cual me resultó sorprendente y una gran responsabilidad. Me obligó a repensarme. A entender que no escribía para mí mismo, sino para un público que apreciaba lo que hago. Esto hizo que me dedicara a no improvisar, a pulirme en literatura, a entender el mundo literario dominicano e internacional, a trabajar cada obra con el cuidado de un conocedor. Para mí, ganar el Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes 2011, dieciocho años después de iniciar mi carrera literaria (1993-2011), es una prueba de que lo logré.

GC: A sus 81 años de vida tiene una novela de ficción no histórica, La fascinación de la rosa. ¿Tiene planes, proyectos, ideas diferentes para el futuro?

MSG: El que se mete de lleno en el ejercicio del escritor no tiene tranquilidad si no trabaja en un nuevo proyecto literario. Ahora mismo estoy inmerso en una novela escrita en una vertiente totalmente nueva para mí, la novela detectivesca o negra. Se llama El misterio de la corbata verde y es una intriga que trata sobre las relaciones entre las dos generaciones que dominan el mundo actual, la de los abuelos y la de los nietos. Imaginen las aventuras por las que pueden pasar un hombre de 70 años y su sobrino nieto de 25 en un ambiente de grupos revolucionarios internacionales que los secuestran para obtener una información que quieren.

GC: Empezó a escribir en 1986, aunque siempre escribió y sigue escribiendo sobre arquitectura; ¿encontró algún paralelismo entre sus investigaciones históricas y sus investigaciones sobre arquitectura? ¿Al contrario, trata de mantener ambas pasiones separadas?

MSG: El común denominador entre la arquitectura y la literatura es la creatividad. En la arquitectura manejo espacios y formas, en la literatura, palabras. Soy muy creativo en ambas, y muy disciplinado. Cuando investigo para restaurar el conjunto del convento e iglesia de Las Mercedes, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo, o para recrear la vida de Juan Pablo Duarte, en Dimensionado a Dios, lo hago agotando todas las posibilidades a mi alcance, aunque siempre dejo una puerta abierta: mi imaginación. No me centro solamente en captar lo que me dicen las piedras o los libros e Internet, sino en interpretarlo a mi modo. Hoy, en arquitectura, estoy prácticamente retirado, pero me mantengo vigente en una de las especialidades que adquirí durante mi carrera, la conservación y restauración de ciudades históricas y monumentos. Soy aún el arquitecto conservador del conjunto de las Mercedes, miembro del Fondo para la Preservación de la Ciudad Colonial y Consultor del Viceministerio de Cultura en asuntos del patrimonio cultural. En cuanto a la escritura, soy miembro del Ateneo Insular, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, asisto a conferencias, cursillos y otras actividades literarias, y, por supuesto, escribo ficción y ensayos.

GC: ¿Necesita (necesitamos) la novela histórica para explicar (explicarse) el por qué los dominicanos somos así? ¿Tiene y tenemos la necesidad de reinterpretar, completar, humanizar períodos oscuros y personajes importantes de nuestra historia para lograr esta comprensión?

MSG: Los historiadores tienen un problema, y es que para producir no pueden salirse de la documentación en la cual se basan, no deben “interpretarla”, con el agravante de que mucha de esa documentación adolece de ser escrita según los criterios personales o los prejuicios de quienes la redactaron. La novela histórica permite al escritor esa libertad de interpretación. En Serenata, yo baso la novela en las cartas que intercambió la familia Henríquez Ureña, pero lo hago no como consecuencia de lo que aparece escrito, sino de lo que no aparece, pero que yo siento ocurrió. Lo mismo hago en Dimensionando a Dios. Dos tataranietas de Vicente Celestino Duarte, hermano mayor de Juan Pablo, doña Leonor y doña María Teresa Ayala Duarte, investigaron la estadía, de 1829 a 1831, del Patricio en Barcelona, cuando fue a estudiar allá a la edad de diecisiete años. En el trabajo que las señoras publicaron, dicen que en el único lugar donde Duarte pudo estudiar durante esos dos años fue en el Seminario Conciliar de Barcelona, donde se forman los sacerdotes catalanes. Para mí, eso significó que Duarte comenzó a estudiar sacerdocio y lo dejó cuando prefirió ser el libertador de su país. Basé mi novela en el conflicto que esta situación le creó. Eso no puede hacerlo un historiador. No sería necesario reescribir la historia a través de la ficción si los historiadores no escribieran ficción a través de la historia. Para mí, por ejemplo, hay un período oscuro del siglo XX que los historiadores dominicanos no tocan. Mientras están dispuestos a discutir y argumentar que Mon Cáceres fue un dictador, no dicen ni demuestran que el gobierno militar de la ocupación norteamericana de 1916 a 1924 fue una dictadura sanguinaria que sirvió a Trujillo de ejemplo para armar la suya. Así, hay más instancias. Por eso escribí Balance de tres, para dar a conocer lo que significó esa invasión entre los hombres y mujeres de nuestro país.

La discusión sobre la dominicanidad es más compleja. Para mí, cada grupo humano en un punto particular de la tierra adquiere características de acuerdo a los hechos que realizan y al lugar que los moldea. Los dominicanos parece que no podemos escapar a la manera autoritaria y explotadora con que España nos manejó durante la colonia, y el autoritarismo y la explotación es lo que siguen ejerciendo los gobiernos y gobernantes democráticos actuales en un territorio que podría servir a todos los ciudadanos para su bienestar, porque es una tierra rica. El problema tanto con los historiadores como con los narradores es que van a expresar su dominicanidad desde su propia óptica, cuando hay que hacerlo desde una óptica multidisciplinaria.

GC: ¿Ha tenido, alguna vez, que reescribir una novela en la que su imaginación de novelista ha ido muy lejos? ¿Hay alguna interpretación, en cualquier de sus novelas y cuentos históricos, de la cual se arrepiente?

MSG: Todos los proyectos narrativos que he comenzado los he terminado. Nunca he reescrito nada porque haya pensado que “me he ido muy lejos”. Al contrario, en muchas ocasiones he pensado que me he quedado corto. Por ejemplo, en Tiempo para héroes quise cantar la gesta de la expedición de Constanza, Maimón y Estero Hondo, el intento de un grupo de héroes de deponer la dictadura de Trujillo en 1959. Pero no me conformé solo en cantar las hazañas de los héroes, también presento la idiosincrasia del pueblo dominicano frente a la dictadura en todos los estratos sociales, desde la defensa de los intereses económicos de las clases poderosas, hasta las actitudes de los moradores de los barrios marginales. Esto es lo que hace grande a esta tetralogía.

GC: En sus novelas existe una referencia constante a la espiritualidad, a la trascendencia del hombre en su paso sobre la tierra, ¿es usted un hombre religioso?

MSG: En 1995, cuando afanaba por enriquecer mis conocimientos literarios para producir mejores textos narrativos, tuve la suerte de entrar al Ateneo Insular, una sociedad de poetas dirigida por el Dr. Bruno Rosario Candelier. Allí me compenetré con el movimiento interiorista, basado en el mito, la metafísica y el misticismo. Conocí a poetas como Rilke y Matos Paoli, con enfoques espirituales distintos. Hay tres de mis novelas donde se sienten directamente los conocimientos literarios y la sensibilidad espiritual que adquirí allí: Balance de tres (2002), El asesino de las lluvias (2006) y La fascinación de la rosa (2010). En Balance de tres, el protagonista, un pragmático urbano que solo cree en las realidades que debe superar frente al enemigo, los invasores norteamericanos (de 1916), se da cuenta que tiene que aceptar e identificarse con las creencias mítico-religiosas de sus compañeros campesinos para poder entenderlos y dirigirlos. En El asesino de las lluvias, el protagonista trata de superar sus apetencias pecaminosas para lograr, a través de la poesía, la trascendencia y la unidad con el universo, el estado metafísico al que aspira llegar. En La fascinación de la rosa, el protagonista debe cumplir con un periplo que lo conduce a una revelación mística.

No sé si soy religioso; pero sí, que me fascina Jesús. Quizás algún día pueda novelarlo, como hizo Katzanzakis en la novela La última tentación de Cristo (1951) o Andrew Lloyd Weber (música) y Tim Rice (letras) en el musical Jesucristo Superestrella (1971).

GC: Las mujeres, en todas sus novelas, son personajes claves, muchas veces divididas entre sus deberes como esposas, madres e hijas, y sus deseos personales o ideales, inclusive las heroínas. ¿Cree que realmente las mujeres se encuentras siempre en esta disyuntiva?

MSG: En la novela Balance de tres (2002), aparece una protagonista, Teonil, que rompe con todos los esquemas de la mujer ideal, una ama de casa obediente a su marido, un modelo femenino creado por el machismo que prevalece en las sociedades del mundo con mayor o menor énfasis. Para mí, la mujer y el hombre se diferencian solo en sus aspectos físicos, y en el hecho de que la mujer puede procrear. Psicológicamente son iguales; tienen las mismas apetencias (sexuales o de riquezas), sufren las mismas emociones (amor, celos, etc.). Quizás varían las maneras de expresarse y, definitivamente, el hombre, con su fuerza bruta, puede hacer que predominen sus deseos por encima de los de ella. Como muchas de mis novelas son deconstrucciones de la sociedad actual, aparecen mujeres fuertes, protagonistas que dominan a los hombres o que no admiten ser dominadas por ellos.

En cuanto a si creo que la mujer está siempre ante la disyuntiva de servir al hombre o mantener sus deseos personales o sacrificar sus ideales, pienso que no. Si estudiamos sociológicamente a la mujer dominicana actual, aunque sea superficialmente, nos damos cuenta que, en muchas ocasiones, la mujer prefiere separarse del hombre; en los estratos más bajos, levanta su familia sola, abandonada del hombre o abandonándolo, y en los estratos más altos, se divorcia. Es una situación que va a tener cada vez más influencia en la conformación de las actitudes del dominicano (y la dominicana) frente a su vida.

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