Monday, July 5, 2010

16b Palabras de Manuel Salvador Gautier

MSG diserta metido dentro del público
MSG durante su discurso


Hay ideas que simplemente desbordan las pretensiones de quienes las promueven. Yo recuerdo cuando Ángel Miolán fue nombrado Director de Turismo, en la década de 1970, que la gente se burló de su iniciativa de abrir un renglón nuevo y productivo en la economía del país, creando las condiciones para que viniera el turismo internacional. A pesar del arduo trabajo que realizó Miolán para atraer a los turistas, como estos no aparecían por ninguna parte, la gente comenzó a burlarse diciendo: ¿Los turistas, dónde están? ¡En la mente de Miolán!
Yo estoy seguro que, hará unos cinco o seis años, cuando Sélvido Candelaria propuso la idea de hacer de Miches un centro cultural del país, mucha gente alrededor suya, preguntó: Pero, los artistas y escritores, ¿dónde están? A lo cual Sélvido debió responderles: ¡Fajémonos, y los hallarán! Y así ha sido.
Cuarenta años después de promovido el fomento turístico en todo el territorio nacional, el turismo es el renglón de la economía que ha logrado mantener el país a flote, y Miches está en la mira de uno de sus grandes promotores.
Por otra parte, apenas unos años de iniciada la aventura cultural, ya Miches es reconocida en todo el país y tiene el respaldo del Ministerio de Cultura. ¿Se imaginan ustedes lo que será Miches dentro de cuarenta años?
Yo sí. Yo me lo imagino.
Dentro de cuarenta años, Miches se habrá desarrollado como uno de los polos turísticos y culturales más importantes del país. En vez de bichitos y mayas, que pican y hacen rascar, Playa Esmeralda estará cundida de hoteles de lujo, y Miches estará reconocida como una de las zonas económicas de mayor productividad.
En cuanto a la cultura, Artemiches se convertirá en un evento de repercusión mundial, y habrá programas y eventos internacionales en los cuales los artistas e intelectuales de todo el mundo vendrán a estar presente, no sólo para conocer sobre lo que se esté tratando, sino, también para ganar prestigio. Como ocurre en todas estos cónclaves internacionales.
Por suerte para Miches, la iniciativa cultural de Sélvido Candelaria se adelantó al gran desarrollo turístico regional y ha desbordado sus expectativas. En vez de pasar lo que ocurre en otros lugares en nuestro país, donde los conjuntos turísticos resultan espléndidos, pero los poblados en sus alrededores están arrabalizados y llenos de gente inculta, Miches podrá exigir las inversiones que necesita para evitar un desastre similar. La prosperidad sin cultura a lo que lleva es a la prosperidad a medias, a recibir las migajas que ofrecen. Aunque algunos de ustedes piensen que no sea así, la mejor inversión que puede tener un pueblo es en su cultura. El conocimiento evita el atropello. El hecho de que haya un grupo de personas como Sélvido Candelaria, Genaro Reyes (mejor conocido como Cayuco), Rafael Peralta Romero y otros que, en Artemiches, trabajan para que su pueblo logre un futuro con mejores condiciones culturales de las que había, implica que sí, que se conseguirán mejores condiciones. No hay nada como proponerse a hacer las cosas. Además de mejorar sus condiciones culturales, también lograrán las condiciones humanas y económicas adecuadas para vivir, y entonces el pueblo de Miches se complacerá por ser reconocido como uno de los mejores y más cultos del país.
Como escritor, los felicito por haber acogido con tanto fervor, como sé que lo han hecho, las propuestas de Sélvido y Cayuco. La Semana Cultural que celebramos es un hito importantísimo en el objetivo de los promotores de Artemiches, que dice: Desarrollar los recursos culturales, humanos y naturales del municipio de Miches para mejorar la calidad de vida y promover el desarrollo sociocultural y económico del municipio. Ha sido muy positivo que, desde el principio, ustedes tengan claro dónde quieren ir. Pero, si se apegan de verdad su objetivo, no deben concentrarse sólo en la cultura y en las mejorías económicas. Deben pensar en qué tipo de ciudad quieren para dentro de cuarenta años, un futuro que ya está a la mano.
Es cierto que Miches no ha crecido mucho en los últimos cincuenta años. Sin embargo, como urbanista que soy, les recomiendo que planifiquen desde ahora la extensión del poblado de Miches, para recibir la migración que vendrá, atraída por los empleos que ofrecerá su zona turística. Ustedes tienen muy cerca el caso de Higuey. Hay dos escenarios previsibles para el poblado de Miches del futuro. Uno en el que los emigrantes se ubiquen en barrios improvisados, como ocurre en Punta Cana, en el mismo Higuey y otros lugares, con todo el problema de hacinamiento y falta de servicios e infraestructura, y otro en el que se ubiquen en urbanizaciones preparadas para recibirlos.
Exijan a los inversionistas que gasten en el poblado parte del dinero que ganan; y que lo hagan no sólo en asuntos cosméticos, como arreglos de calles y fachadas. Ustedes enfrentarán un problema económico, porque los inversionistas querrán ganar la mayor cantidad de dinero posible para recuperar pronto su inversión, pero es también un problema solucionable si se razona con ellos sobre las consecuencias negativas de realizar lo contrario Exijan la previsión del crecimiento de su poblado en servicios e infraestructura, y en la formulación y ejecución de un concepto de ciudad adecuada a lo que ustedes pretenden que sea dentro de cuarenta años, si comienzan a construirla ahora.
Ustedes lo saben. Miches es un encanto.
Conocí el poblado hará unas cuantas décadas cuando venía con un grupo de amigos y amigas a pasadías en Macao y, un día, llegamos hasta Miches. Ese recorrido de Macao a Miches, en la mala carreterita de entonces, sin embargo, era asombroso. Encontramos kilómetros y kilómetros deslumbradores de playa, palmeras y cocoteros.
Volví hará unos tres años con el Ateneo Insular Internacional, dirigido por el Dr. Bruno Rosario Candelier, invitado por Artemiches, y retorné al año siguiente. Recité mis décimas en una de las presentaciones que tuvimos. Admiré las exposiciones de los artistas en los diferentes lugares donde las hacían. Quedé maravillado con el desfile de caballos por el poblado, hermosísimos ejemplares montados por amazonas y jinetes diestros. Me bañé en las maravillosas playas del poblado y de Playa Esmeralda. Bailé en un antro, un viejo como yo, hasta agotarme, despertando la admiración de las mujeres jóvenes (y de las menos jóvenes, ¿por qué no?). Participé en una tertulia en una terraza de un segundo piso, donde, entre tantos intelectuales que me acompañaban, hice el esfuerzo por ser creativo. En fin, disfruté enormemente mis estadías.
Eso es lo que Miches ofrece. Eso es lo que Artemiches persigue.
Hoy, tengo que agradecer a Sélvido Candelaria un extra base, como dicen en béisbol. El análisis literario que ha hecho de la tetralogía Tiempo para héroes no es fácil, por dos razones. La primera, porque es una obra muy larga; son cuatro novelas de doscientas páginas cada una. La segunda, porque es muy compleja; contiene una gran profusión de acontecimientos y personajes. Sin embargo, cuando acordé con Sélvido que ésta sería la obra que él trataría en este evento, no dudé por un momento que él haría una presentación genial, como la que ha hecho. Sélvido representa el fenómeno que ustedes están promoviendo: Un hombre que tuvo una idea, la adoptó y, en el transcurso de hacerla factible, terminó adquiriendo destreza y conocimientos.
Hoy por hoy, Sélvido Candelaria es uno de los literatos más competentes de nuestro país, con novelas y poemas publicados, y con posiciones tomadas para no dejarse amilanar por los que se creen que saben más. Recuerdo cuando lo conocí, hace ya unos cuantos años, en una reunión del Ateneo Insular en Hato Mayor, en la cual discutimos sobre poesía. Desde entonces, Sélvido no sólo ha desarrollado sus conocimientos literarios, sino que también se ha convertido en un ensayista inigualable.
Gracias Sélvido, por este magnífico trabajo sobre Tiempo para héroes.
Gracias a todos los miembros de Artemiches que han facilitado mi estadía aquí, para estar con ustedes en este evento.
Gracias a todos ustedes, público presente, por su atención.

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