Tuesday, September 28, 2010

21a Jesús Cordero: Balance de tres


Jesús Cordero lee su trabajo sobre Balance de tres


BALANCE APROXIMADO

Sobre la novela Balance de tres de Manuel Salvador Gautier
MSG-80 en el Taller Central Aníbal Montaño, San Cristóbal, R.D

Por Jesús Cordero

Encierra las problemáticas del ser humano y su preocupación existencial. Contada desde una peculiar época en la que las naciones, para crecer y avanzar en sus democracias era necesario el arrojo de hombres y mujeres, a la lucha común, y desde la clandestinidad. Estos casi siempre quedaron entre las bayonetas, como héroes anónimos, que bien pudiera ser Pedro Linares, Juan Adujar, Eustaquio Romero, o tus padres o mis padres. O tú, o yo.
Los personajes gozan de una particular simbología, la que caracteriza sus modus vivendi, y en consecuencia sus modus operandi. De entrada parece gente común, que transita en medio nuestro, asentada en una acomodada burguesía, y en unos niveles de modernismo característico de aquellas épocas, como es el caso del barco de vapor, como uno de los principales medios de transporte, junto a otros elementos que bien nos retratan el ambiente donde Teonil, Nilo, Lino y Herminio, personajes cumbres en la trama, desarrollan sus vidas junto a otros que se representan así mismos en sus acciones y conducta. Aquí los personajes conviven sin la necesidad de definirlos, pues estos en su participación van diciendo con hechos lo que realmente son.
Meta mensaje obligatorio para los que apenas iniciamos en ésta laberíntica búsqueda del ejercicio escriturar, es que para ser escritor de vanguardia nuestras historias no necesariamente deberán estar sujetas a los acontecimientos actuales, como nos quieren vender algunos de los novelistas, que ahora se atribuyen el mote de dueños absolutos de los escenarios publicitarios, y que escriben mas para el comercio, que para el enriquecimiento de la lengua y como oportuna consecuencia de la literatura, haciendo en la mayoría de los casos, un desperdicio de tiempo y de las obras, que por su tanta promoción en los medios, que pagan para estos fines, le hacen creer al lector común, que está comprando literatura, cuando lo que lleva como libro es una burla, una vulgar estafa.
Balance de tres propone dos temas fundamentales, que dan fuerza y sostenibilidad al desarrollo de la novela.
Primero, el que mueve al mundo, por su capacidad de hacernos humanos y menos y tristes: el amor; y luego la constante lucha del hombre comprometido con su sociedad, o comprometido consigo mismo, por qué no, para que esa sociedad le pertenezca o, en el mejor de los casos, hacerla cambiar, abrirle los ojos ante el sometimiento al que es expuesta continuamente por invasores, a veces una nueva especie de invasores propios de estos mismos países sometidos.
Los personajes principales, gente de cultura y amplios conocimientos, sorprenden además por sus condiciones morales, sociales y culturales, estampa representativa de la clase culta y apellidos sonoros que en otros tiempos y en los actuales han incidido de manera activa en el ambiente político y en los cambios que forzados o no se ejecutan.
A continuación una serie de características que nos gustaría compartir y que creemos justifican de cierto modo nuestra inquietud por conseguir un balance aproximado.
Balance de tres
1) Nos involucra de inmediato en la lectura; ya que nos arremete con una frase, sencilla, directa y que nos pone en confianza con lo que viene a continuación. Estrategia de cuentista para someternos a su juego, y ante la que nos vemos indefensos, sin más remedio que aceptar el reto y dejarnos llevar por la infalible contundencia de esa primera frase como arma certera de los grandes escritores de todos los tiempos, como nos recomendaría Juan Bosch, por ejemplo, o como encontramos en Del amor y otros demonios, de Gabriel García Márquez, de la que citamos su inicio: El 26 de octubre de 1949 no fue un día de grandes noticias. O lo que encontramos en Idilio de Maupassant, que aunque no es una novela, nos da varios inicios que bien pudiéramos comparar con el de Gautier. Inicios de texto como FELICIDAD PERDIDA, de Maupassant, refiere: El señor Saval, a quien en Mantes llaman el “tío Saval”, acaba de levantarse. O EN MI TIO JULIO, que dice: un viejo mendigo de barba blanca nos pidió limosna. En los tiempos revocables Diógenes Valdez, inicia con la contundencia que mencionamos y que atrapa de inmediato al lector: veamos: Ese viento gris es el que trae los recuerdos y ahora que estás ahí sentado junto a la ventana, la frente se te ha llenado de arrugas. Confirmemos entonces, con la lectura de las primeras líneas de Gautier en balance de tres, la grandeza y efecto que deben provocar los inicios: leamos, Por mucho tiempo, Teonil no se movió de donde estaba. Esto es suficiente para derrumbarnos, y despertar la ternura en cualquier corazón, por fuerte que éste quiera aparentar, y prepararnos un ambiente propicio para su lectura.
2) No está adscrita a un país determinado, aunque así se lo haya planteado su autor al mencionar algunos de los elementos que la hacen nuestra.
3) Esta escrita y pensada para la permanencia en el tiempo. En cualquier época será leída con la misma intensidad que una obra reciente, no importando el momento histórico que esté tocando vivir.
4) Los personajes son dueños de sus historias y éstas se mezclan para dar intensidad a la historia general, a la historia de Gautier.
5) Los personajes, aunque parece gente común, viéndolos con más cuidado, son del tipo que deberían usar los cuentistas de estos tiempos: personajes tipo raro.
6) La internacionalización dimensiona el carácter general de los personajes y éstos en conjunto con la historia adquieren un nivel universal.
7) La espina dorsal de esta primera parte, es la inquieta Teonil, mujer que ya sobrepasaba a su época en acciones y conocimientos, mujer de sociedad, dueña de su vida, y alrededor de la que se suceden todas las primeras acciones que conforman la historia, cito: se sintió indignada. ¿estaba esta sociedad a la altura de una mujer cómo ella? ¿era a estas “damas” que les iba a dedicar su creatividad diseñándole vestidos exclusivos que realzaran su personalidad? ¿poseían realmente alguna personalidad o tan solo vegetaban a la sombra de sus maridos? Estas son cuestionantes que se las hace el escritor, pero que al mismo tiempo es quien entiende, y desahoga las angustias que laceran el alma de nuestra protagonista.
8) Los demás personajes, como Nilo y Lino, entran y salen de las escenas, con un efecto intermitente, de fantasmas apropiados, dando suspenso e intriga a la vida de Teonil, que es la misma vida de todos.
9) El amor es también un elemento conspirativo, que sobrepasa lo sufrible, y que en apariencia ante la sociedad no debe notarse, sino que se finge y disimula con gestos, amabilidades y cortesías.
10) Por el momento y en ésta primera parte, el amor no está por nadie correspondido, y, aunque hay amor, pareciera una cadena de amores equivocados, pues casi todos aman o quieren a la persona que no le corresponde, me explico: Teonil está enamorada de Nilo, Nilo no le corresponde y le expresa que Lino, su hermano gemelo, está enamorado de ella. Andresito quien es el supuesto comprometido de Teonil, está enamorado de una que fue empleada de Maritza la prima de Teonil, y Maritza por sus acciones demuestra que está enamorada de Andresito. En fin, es lo que les explicaba, lo inexplicable, nada de amores correspondidos en esta primera parte.
11) Las primeras impresiones sobre los asuntos políticos, salen a la luz con el apresamiento de Nilo, por el gobierno militar intervencionista: cito de la pagina 23: ella no intentó que le revelara el misterio que envolvía a su hermano. Lo había averiguado por su lado. Era público, había salido una propuesta en el periódico del pueblo; pero ella no se entero enseguida porque, realmente, no se interesaba en política. Le costaba bastante adaptarse a las maneras provincianas de las mujeres criollas, para también inmiscuirse en lo que hacían sus hombres, siempre dispuestos a armar una montonera para deponer al gobierno de turno o alzarse para formar bandas de forajidos, según afirmaba su padre, (o de “gavilleros”, como los llamaban ahora). Nilo era de los que no había aceptado la invasión norteamericana y la combatía dentro y fuera de su país.
La segunda y tercera parte esta sostenida en Nilo, y las situaciones amorosas y políticas por las que pasa en su lucha por la deposición de la ocupación militar y los principales pasos para fortalecer una avanzada seria y sagaz que hiriera en la mayor medida al invasor, y sus maneras arbitrarias de querer implantar, sus rasgos sociales, políticos y culturales, siempre buscando que el nacional sea el más perjudicado, perdiendo desde sus tierras, sus hijos, sus mujeres y hasta su propia identidad.
Cito de la página 39: Los invasores hacían gala de su desprecio por los nativos introduciendo todo tipo de cambios sociales, culturales, económicos y políticos, que no se atreverían a imponer en su propio país.
Se agregan elementos que enriquecen no solo a la novela sino a la misma historia de nuestro país, por que sensibiliza a los que sufrieron en carne viva aquellos días de agravio colectivo, de agravio popular, me refiero a la incorporación en la novela de lo mítico, lo religioso, lo mágico. Representados en los ritos que participaron nuestros personajes, como es el caso de la aparición en la trama de la reina de las aguas, quien es mencionada por Consuelo, con esa devoción que crea la creencia total en las cosas, convirtiéndola en mas que una divinidad, en una realidad a la que se suman Nilo y Lino, desde su infancia y para toda la vida.
Soñé que me encontraba en un espacio luminoso, entre nubes. Dios me contemplaba desde su trono, acompañado de la reina de las aguas, de pie, a su lado. Frente a ellos estaba la botella, intacta, llena de agua cristalina. La reina de las aguas dio unos pasos hacia mí, tendiéndome la mano.
Además de los actos rituales conducidos por Güico y otros negros del Batey y donde Nilo y Lino participaron gustosos y sorprendidos, tanto por la grandiosidad de los números realizados, cargados de erotismo y sensualidad en los movimientos corporales de los presentes, hombres y mujeres así como, por la belleza de las morenas con las que les tocaba iniciarse para hacerse hombres. El ruedo se abrió, entramos y nos colocamos en el centro. Güico comenzó entonces a hacer extrañas contorsiones, al ritmo de las palmadas y los tambores. Lino y yo tratamos de imitarlos, sin mucho éxito, aunque parecía que eso no importaba. Los demás seguían a Güico. De vez en cuando, uno de los hombres daba un alarido, para animar a los otros a mantener el ritmo cada vez más rápido.
Al principio, las mujeres se agarraban las tetas para sostenerlas en su sitio, pero después de un rato se olvidaron de eso. El frenesí se apoderó del grupo. Mas adelante dice: La procesión, finalmente, entró en el espacio del ruedo y se detuvo frente a Lino y a mí. La iluminación de los hachos creaba sombras extravagantes en la arena.
Todos seguíamos cantando “¡Misisí, Misisí!”
También se hace el oportuno enlace entre Nilo, un hombre de ciudad, estudiado y propulsor de una nueva sociedad, libre y gobernada por gente del país que estén dispuestos a no dejarse usar como títeres del infractor y, Herminio un pobre campesino como nos lo revelara Gautier, que quiso ser ingeniero y que tan sólo logró engancharse a la guardia y terminó como gavillero y quien también tenia sus intenciones libertarias. Junto a él Nilo pasaría los momentos más cruciales de su vida. Como de hecho es el caso del accidente del ferrocarril en el que venía Nilo con la dinamita que usarían en una de los golpes que darían al enemigo. De lo sucedido quedó en coma. Siendo este uno de los momentos más difíciles, no solo para el mellizo sino para Herminio, quien también quedó aturdido. Y para todos los que tenían un acercamiento con Nilo, desde su familia, padre y hermano gemelo, hasta la señorita Teonil, quien salio al encuentro de estos hombres inmediatamente fue informada, con una doble intención claro, la de ayudar con sus conocimientos de medicina y para estar cerca del hombre que ha querido desde que lo conoció en el puerto donde esperaban ella y el padre de Nilo sus equipajes, sucesos que se presentan al principio de la novela. Pero también es aquí donde se desprenden de toda incredulidad y creen en la grandeza de los milagros, por que en la búsqueda de salidas segura para no ser apresados por los militares norteamericanos, se suman a la caravana de hombres y mujeres que se dirigían en procesión a la virgen María. Demostrando una vez más en esta parte la gran esencia espiritual del autor, reflejando su acercamiento con lo mítico, lo mágico y lo religioso, ingredientes que hacen especial a nuestro pueblo. Son escena conmovedoras por los nexos de familiaridad encontrados en lo que aparentemente resulta un final, el desenlace, respetando el mismo sentido del autor, es una terrible combinación de hechos que en vez de dar termino a una novela, lo que hacen es admitir que es apenas el principio, la génesis de una secuencia novelística Gautieriana que deberá escribir para completar la conmovedora historia de Teonil, el mellizo Nilo, y el gavillero Herminio. Y digo esto, porque quien lee, siente la necesidad de continuar con el mellizo su travesía mar adentro en busca de un posible exilio. Pero también uno quisiera quedarse con el gavillero entre los montes buscando la manera de darles el próximo golpe a los americanos, dueños del país en ese momento. Pero todo esto no tuviera justificación sino dijera que a veces veo a Gautier en la novela y es ahí donde creo encontrar mi Balance, en el carácter de los personajes, en sus emociones, sus padecimientos, en la forma de hacer que cada uno tenga y respete su propia identidad.
Y es bueno terminar como diría Herminio a su compañero de lucha: -Tranquilícese, compadre. En estas luchas por nuestras tierras, ellos son siempre los que se van y nosotros los que nos quedamos. –respiró profundamente. Si moría ahora, cuando se enfrentara a los gringos junto con sus hombres, sabría que el mundo seguiría su rumbo natural y que la gente continuaría odiándose y amándose, pretendiendo lo que no se podía y tomando lo que no debía.

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