MSG habla
Ustedes ya han oído el extraordinario texto analítico que ha presentado Fari Rosario de la novela La fascinación de la rosa. Yo sólo quiero agregar una especie de anecdotario sobre cómo la realicé, para que ustedes entiendan que el trabajo de escribir una novela tiene sus altas y sus bajas.
La fascinación de la rosa la produje de un tirón, durante los años 2004 y 2005. Me entusiasmaba el tema, la trama y sus personajes. Sin embargo, esta ha sido la novela que más empeño me ha dado para terminar. En el 2005 creí que estaba lista y la llevé al concurso de novela de Casa de Teatro. Ganó una novela cubana y fue reconocida Ex Acqueo la novela de Jeannette Miller La vida es otra cosa.
Entonces comenzó el periplo de depuración de la mía. Aproveché que, recién anunciados estos premios, hice contacto con la especialista literaria cubana, Vivian Lechuga, quien hacía de editora a Casa de Teatro para la publicación de la novela ganadora. Le solicité que analizara mi novela y, en su función de editora, me señalara los elementos que ella consideraba que debían cambiarse para que la novela fuera más aceptable a nivel internacional. Para marzo de 2006, había recibido sus recomendaciones. La mayoría de ella las apliqué en una reescritura de la novela, especialmente de los dos capítulos en la primera parte.
Considerando que la novela había ganado en aliento, en abril de 2007 la envié a Editorial Alfagura, para que la publicara, pero no recibí respuesta. La novela, entonces, quedó a la espera de que yo me entusiasmara otra vez para retomarla. Lo hice en dos o tres ocasiones, pero sin quitar ni poner nada de importancia, sólo corrigiendo aquí y allá, algunas cosas, hasta que, terminada mi última novela, Dimensionando a Dios, a principios de 2010, decidí volver a hacerle una revisión general para publicarla, ya que Isael Pérez, Presidente de Editorial Santuario, me había propuesto hacerlo. Lo que llega a ustedes es el resultado de todas esas revisiones y, sobre todo, de la introducción en la novela de un factor que antes no me preocupaba, pero que, después de una operación de corazón abierto en el 2006, donde me colocaron tres bypass por tener ocluida la vena aorta, comencé a tomar en consideración. Este factor es la cercanía de la muerte. Creo que con esto, la novela ha ganado en profundidad.
Debo dejar claro que, con todas las reescrituras que ha tenido la novela, el tema y, prácticamente, su trama no han cambiado en esencia. En varias ocasiones, le he dicho al Dr. Bruno Rosario Candelier, Presidente del Ateneo Insular, grupo literario al cual pertenezco, que La fascinación de la rosa es, de mis novelas, la que más se acerca al planteamiento interiorista del logro de la trascendencia a través de una interiorización. El tema básico de la novela es conceptualizar una nueva visión del mundo donde el Hombre y la Mujer respeten la naturaleza con características de religiosidad ritualista. En varias ocasiones, se utiliza el término Cosmovisión para significar la manera en que el Hombre y la Mujer, desde que aparecieron sobre la superficie de la tierra hasta hoy, han interpretado y se han apropiado de su territorio. Se propone una nueva Cosmovisión.
¿De dónde saco este tema?
Es universal. Está en todas partes. Nos bombardean con el problema del calentamiento global y la contribución del hombre a su aumento. Nos piden que creamos en Dios, mientras el afán mundial es la especulación con las ganancias materiales. Por ese afán, las grandes potencias no acaban de ponerse de acuerdo sobre políticas globales para disminuir los daños que causa el hombre a la naturaleza.
En esta obra señalo que este problema se debe a que, en la civilización eurocéntrica que ha regido el mundo en los últimos siglos, ha dominado el planteamiento judeocristiano de que Dios le entregó el mundo al hombre para vivir y procrearse, y que, por lo tanto, para sobrevivir, el hombre tiene derecho a hacer con la naturaleza lo que le diera la gana, lo cual funcionaba perfectamente cuando vivían Abraham y Jesús, pero que resulta altamente nocivo en nuestros días.
En La fascinación de la rosa, la rosa es el símbolo de la gran fascinación que el hombre tiene por la espiritualidad, lo trascendente, el presentimiento de la existencia de Dios, la necesidad de establecer un vínculo con lo desconocido y eterno por medio de religiones y ritos, un hecho intrínseco al hombre, que no podemos evitar y que debemos utilizar en nuestro propio beneficio.
¿De dónde saco la trama?
En algún sitio leí que, en la Trinidad, el Padre (Dios) quedaba plenamente identificado con el concepto Amor; el Hijo (Jesucristo), con el concepto Acción, y el Espíritu Santo, con el concepto Espiritualidad. De qué manera, en un momento dado, se me ocurrió que estos tres conceptos debían convertirse en la prueba por la cual tenían que pasar los hombres y las mujeres para entender y accesar al nuevo concepto del mundo y la nueva religión que lo sustente, no lo sé. Quizás, como hizo el emperador Constantino junto a sus asesores en el Conciliábulo de Nicea (cuando establecieron los ritos para la religión cristiana, por allá por lo años 300 de nuestra Era Cristiana), tomé de las viejas religiones lo que me pareció que me servía para la nueva. El novelista tiene intuiciones que simplemente no puede explicar. Lo cierto es que una vez establecido este planteamiento, debía buscar la manera de materializarlo en una narrativa interesante y amena. Y ahí surgió la trama.
¿La Acción? Un viaje a Jarabacoa, donde el protagonista navega entre los despeñaderos y sobre los rápidos de los ríos Yaque y Jimenoa en una balsa o “raft”, como se dice en inglés, y tiene una experiencia exhilarante.
¿La Espiritualidad? Un viaje a un asentamiento rural llamado “lakou”, en Cabo Haitiano, Haití, donde el protagonista deberá participar en una ceremonia vudú y encontrar en su esencia primitiva una conmoción trascendental.
¿El Amor? Un viaje a una islita despoblada cerca de la isla Saona, al Este del país, donde nuestro protagonista deberá experimentar encontrarse consigo mismo para poder compartir su amor con una mujer, con los demás seres humanos y con todo lo que nos rodea sea material, vegetal o animal.
No les contaré los detalles de la trama, lean la novela.
La novela está dedicada a Ana Teresa Espaillat, una compañera de estudios que conocí mientras hacía la carrera de Ingeniero Arquitecto en la Universidad de Santo Domingo, de 1950 a 1955, y con quien mantuve una extraordinaria relación de amistad hasta su muerte en 1999. Muchas de las características del personaje Luisa, en la novela, las tomé de ella, especialmente, ese sentido de amistad imperecedera que ella demostró, no sólo a mí, sino a todos los que acogió en su círculo.
Paso ahora a los agradecimientos.
A Fari Rosario por ser tan consecuente con mi obra literaria. No es la primera vez que Fari se adentra en una de mis novelas, lo hizo este mismo año en Moca, donde realizó otra brillante exposición sobre El asesino de las lluvias.
A Isael Pérez, Presidente de Editorial Santuario, y a su esposa, Oneida González, por mantener su convencimiento de que mi obra literaria vale la pena publicarla para que la conozca el público. Para el año 2011, ya tenemos planeado publicar dos novelas más, La mala maña y Tres cosas te ofrezco, y una recopilación de los trabajos de análisis de mis obras presentados por distintos intelectuales durante las actividades MSG80 de este año, con las cuales se celebraron mis 80 años.
A René Alfonso, por estar siempre dispuesto a colaborar en la difusión de mi obra literaria.
A Minerva Hernández por ser una maestra de ceremonias genial.
Al Dr. Bruno Rosario Candelier, Director de la Academia de la Lengua, que siempre me ha abierto las puertas de esta institución, y a su personal, encabezado por Eloísa.
A Jaime Tatem Brache, el primero que leyó la novela con sentido analítico y me sugirió las primeras correcciones.
A Frances Ursúa, otra amiga incomparable, de quien también he tomado características muy particulares para armar el personaje de Agnes, en la novela. Frances vive en México y le hubiera gustado estar aquí celebrando y disfrutando de esta presentación. A ella, un saludo bien grande.
Mi agradecimiento final a ustedes, amables amigos y amigas, que han venido a celebrar conmigo la última fiesta de MSG80, la puesta en circulación de mi novela La fascinación de la rosa.
A todos, gracias.
Ustedes ya han oído el extraordinario texto analítico que ha presentado Fari Rosario de la novela La fascinación de la rosa. Yo sólo quiero agregar una especie de anecdotario sobre cómo la realicé, para que ustedes entiendan que el trabajo de escribir una novela tiene sus altas y sus bajas.
La fascinación de la rosa la produje de un tirón, durante los años 2004 y 2005. Me entusiasmaba el tema, la trama y sus personajes. Sin embargo, esta ha sido la novela que más empeño me ha dado para terminar. En el 2005 creí que estaba lista y la llevé al concurso de novela de Casa de Teatro. Ganó una novela cubana y fue reconocida Ex Acqueo la novela de Jeannette Miller La vida es otra cosa.
Entonces comenzó el periplo de depuración de la mía. Aproveché que, recién anunciados estos premios, hice contacto con la especialista literaria cubana, Vivian Lechuga, quien hacía de editora a Casa de Teatro para la publicación de la novela ganadora. Le solicité que analizara mi novela y, en su función de editora, me señalara los elementos que ella consideraba que debían cambiarse para que la novela fuera más aceptable a nivel internacional. Para marzo de 2006, había recibido sus recomendaciones. La mayoría de ella las apliqué en una reescritura de la novela, especialmente de los dos capítulos en la primera parte.
Considerando que la novela había ganado en aliento, en abril de 2007 la envié a Editorial Alfagura, para que la publicara, pero no recibí respuesta. La novela, entonces, quedó a la espera de que yo me entusiasmara otra vez para retomarla. Lo hice en dos o tres ocasiones, pero sin quitar ni poner nada de importancia, sólo corrigiendo aquí y allá, algunas cosas, hasta que, terminada mi última novela, Dimensionando a Dios, a principios de 2010, decidí volver a hacerle una revisión general para publicarla, ya que Isael Pérez, Presidente de Editorial Santuario, me había propuesto hacerlo. Lo que llega a ustedes es el resultado de todas esas revisiones y, sobre todo, de la introducción en la novela de un factor que antes no me preocupaba, pero que, después de una operación de corazón abierto en el 2006, donde me colocaron tres bypass por tener ocluida la vena aorta, comencé a tomar en consideración. Este factor es la cercanía de la muerte. Creo que con esto, la novela ha ganado en profundidad.
Debo dejar claro que, con todas las reescrituras que ha tenido la novela, el tema y, prácticamente, su trama no han cambiado en esencia. En varias ocasiones, le he dicho al Dr. Bruno Rosario Candelier, Presidente del Ateneo Insular, grupo literario al cual pertenezco, que La fascinación de la rosa es, de mis novelas, la que más se acerca al planteamiento interiorista del logro de la trascendencia a través de una interiorización. El tema básico de la novela es conceptualizar una nueva visión del mundo donde el Hombre y la Mujer respeten la naturaleza con características de religiosidad ritualista. En varias ocasiones, se utiliza el término Cosmovisión para significar la manera en que el Hombre y la Mujer, desde que aparecieron sobre la superficie de la tierra hasta hoy, han interpretado y se han apropiado de su territorio. Se propone una nueva Cosmovisión.
¿De dónde saco este tema?
Es universal. Está en todas partes. Nos bombardean con el problema del calentamiento global y la contribución del hombre a su aumento. Nos piden que creamos en Dios, mientras el afán mundial es la especulación con las ganancias materiales. Por ese afán, las grandes potencias no acaban de ponerse de acuerdo sobre políticas globales para disminuir los daños que causa el hombre a la naturaleza.
En esta obra señalo que este problema se debe a que, en la civilización eurocéntrica que ha regido el mundo en los últimos siglos, ha dominado el planteamiento judeocristiano de que Dios le entregó el mundo al hombre para vivir y procrearse, y que, por lo tanto, para sobrevivir, el hombre tiene derecho a hacer con la naturaleza lo que le diera la gana, lo cual funcionaba perfectamente cuando vivían Abraham y Jesús, pero que resulta altamente nocivo en nuestros días.
En La fascinación de la rosa, la rosa es el símbolo de la gran fascinación que el hombre tiene por la espiritualidad, lo trascendente, el presentimiento de la existencia de Dios, la necesidad de establecer un vínculo con lo desconocido y eterno por medio de religiones y ritos, un hecho intrínseco al hombre, que no podemos evitar y que debemos utilizar en nuestro propio beneficio.
¿De dónde saco la trama?
En algún sitio leí que, en la Trinidad, el Padre (Dios) quedaba plenamente identificado con el concepto Amor; el Hijo (Jesucristo), con el concepto Acción, y el Espíritu Santo, con el concepto Espiritualidad. De qué manera, en un momento dado, se me ocurrió que estos tres conceptos debían convertirse en la prueba por la cual tenían que pasar los hombres y las mujeres para entender y accesar al nuevo concepto del mundo y la nueva religión que lo sustente, no lo sé. Quizás, como hizo el emperador Constantino junto a sus asesores en el Conciliábulo de Nicea (cuando establecieron los ritos para la religión cristiana, por allá por lo años 300 de nuestra Era Cristiana), tomé de las viejas religiones lo que me pareció que me servía para la nueva. El novelista tiene intuiciones que simplemente no puede explicar. Lo cierto es que una vez establecido este planteamiento, debía buscar la manera de materializarlo en una narrativa interesante y amena. Y ahí surgió la trama.
¿La Acción? Un viaje a Jarabacoa, donde el protagonista navega entre los despeñaderos y sobre los rápidos de los ríos Yaque y Jimenoa en una balsa o “raft”, como se dice en inglés, y tiene una experiencia exhilarante.
¿La Espiritualidad? Un viaje a un asentamiento rural llamado “lakou”, en Cabo Haitiano, Haití, donde el protagonista deberá participar en una ceremonia vudú y encontrar en su esencia primitiva una conmoción trascendental.
¿El Amor? Un viaje a una islita despoblada cerca de la isla Saona, al Este del país, donde nuestro protagonista deberá experimentar encontrarse consigo mismo para poder compartir su amor con una mujer, con los demás seres humanos y con todo lo que nos rodea sea material, vegetal o animal.
No les contaré los detalles de la trama, lean la novela.
La novela está dedicada a Ana Teresa Espaillat, una compañera de estudios que conocí mientras hacía la carrera de Ingeniero Arquitecto en la Universidad de Santo Domingo, de 1950 a 1955, y con quien mantuve una extraordinaria relación de amistad hasta su muerte en 1999. Muchas de las características del personaje Luisa, en la novela, las tomé de ella, especialmente, ese sentido de amistad imperecedera que ella demostró, no sólo a mí, sino a todos los que acogió en su círculo.
Paso ahora a los agradecimientos.
A Fari Rosario por ser tan consecuente con mi obra literaria. No es la primera vez que Fari se adentra en una de mis novelas, lo hizo este mismo año en Moca, donde realizó otra brillante exposición sobre El asesino de las lluvias.
A Isael Pérez, Presidente de Editorial Santuario, y a su esposa, Oneida González, por mantener su convencimiento de que mi obra literaria vale la pena publicarla para que la conozca el público. Para el año 2011, ya tenemos planeado publicar dos novelas más, La mala maña y Tres cosas te ofrezco, y una recopilación de los trabajos de análisis de mis obras presentados por distintos intelectuales durante las actividades MSG80 de este año, con las cuales se celebraron mis 80 años.
A René Alfonso, por estar siempre dispuesto a colaborar en la difusión de mi obra literaria.
A Minerva Hernández por ser una maestra de ceremonias genial.
Al Dr. Bruno Rosario Candelier, Director de la Academia de la Lengua, que siempre me ha abierto las puertas de esta institución, y a su personal, encabezado por Eloísa.
A Jaime Tatem Brache, el primero que leyó la novela con sentido analítico y me sugirió las primeras correcciones.
A Frances Ursúa, otra amiga incomparable, de quien también he tomado características muy particulares para armar el personaje de Agnes, en la novela. Frances vive en México y le hubiera gustado estar aquí celebrando y disfrutando de esta presentación. A ella, un saludo bien grande.
Mi agradecimiento final a ustedes, amables amigos y amigas, que han venido a celebrar conmigo la última fiesta de MSG80, la puesta en circulación de mi novela La fascinación de la rosa.
A todos, gracias.
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