Thursday, October 7, 2010

23 IV FERIA DEL LIBRO DOMINICANO EN NEW YORK, 3 de octubre de 2010


Nueva York

En la feria Internacional del Libro de Santo Domingo de 2009, José Acosta, el poeta y narrador dominicano radicado en Nueva York, asistió al panel sobre la obra literaria de Juan Bosch, en el cual a mí me tocaba hablar sobre sus novelas. Al terminar la actividad, fui a saludarlo. Hacía poco que había leído en el Blog de los escritores de Santiago su inmenso poema El Evangelio según la muerte y quería decirle lo mucho que me había impresionado. Le pregunté dónde se podía conseguir, porque (para los de mi generación) no es lo mismo leer en la computadora que en un libro. José tenía un ejemplar y me lo regaló y yo le regalé un ejemplar que tenía de Un árbol para esconder mariposas. A partir de ese momento se estableció una comunicación muy rica entre él yo por correo electrónico, donde intercambiábamos opiniones sobre nuestras obras y todo lo que se moviera literariamente en ese momento que nos interesara.

A principios del 2010, José me habló de la posibilidad de que hubiera un MSG80 en Nueva York, durante la Feria del Libro en esa urbe, que se tendría, posiblemente, en octubre. Luego nos vimos en la XI Feria del Libro Internacional, en abril, y me confirmó que el proyecto del panel estaba en pie. Le entregué entonces ejemplares de varias de mis novelas para que las distribuyera entre los posibles participantes del panel. Me presentó a Kianny Antigua, que había venido en el grupo del Comisionado de Nueva York, quien me informó que ella participaría. Finalmente, José, ya desde Nueva York, me anunció que había distribuido las novelas entre sus amigos literatos y que Eduardo Lantigua también colaboraría. Al trío se unió Rubén Sánchez Féliz. La fecha del evento se fijó para la semana del 2 al 3 de octubre. En un momento dado tuve deseos de participar, pero la organización de los MSG80 aquí me lo impidió, sobre todo, porque dos de las actividades más importantes, la de la UASD, con César Zapata, Rafael Peralta Romero y Mateo Morrison, y la de El Jueves de la República, con Manuel Núñez, se habían pospuesto para principios de octubre (el 6 y el 7 respectivamente), tenía que coordinarlas con las instituciones respectivas, y yo no quería ir a Nueva York a pasar sólo dos o tres días (ir y volver para estar allá durante el panel) sino por lo menos diez o quince, lo cual era imposible. Siempre lamentaré no haberlo hecho.

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