Thursday, October 7, 2010

23f Eduardo Lantigua: Dimensionando a Dios


El panel, mientras Sánchez Féliz lee su trabajo. Primero a la derecha: Eduardo Lantigua

APROXIMACIÓN A LA NOVELA DIMENSIONANDO A DIOS
de Manuel Salvador Gautier.
4ta. Feria del Libro Dominicano en Nueva York
3 de octubre, en Boricua College

Por Eduardo Lantigua

1. Juan Pablo Duarte Como Ego Experimental: Exploración Ficcional de la existencia.

La fidelidad a la realidad histórica
es algo secundario en relación al valor de la novela.
El novelista no es ni un historiador ni un profeta:
Es un explorador de la existencia.(1)
Milan Kundera.

La novela Dimensionando a Dios, de Manuel Salvador Gautier, es un texto ficcional que explora un fragmento biográfico en la vida de Juan Pablo Duarte (hoy padre de la patria dominicana), como ser-en-el-mundo, concepto filosófico planteado por Heidegger, en su hermoso texto Ser y Tiempo, para definir al sujeto, es decir al hombre o mujer, en su estrecha relación de dependencia adherido a la coordenada tridimensional espacio-tiempo-evento, que en definitiva, vendrá a caracterizar en el joven Juan Pablo, su problemática existencial verificable en el perímetro de cualquier determinada circunstancia que su relación con el mundo exija.
Novela que examina el tema del conflicto interior que deviene en lucha substancialmente dramática en el sujeto interior del joven Juan Pablo Duarte, una vez con su entorno, otra vez con su yo, por asumir en su espíritu dos compromisos que a través del tiempo vendrían a definir su carácter y su inolvidable esencia como ser histórico: La responsabilidad de liberar a su patria de la ocupación haitiana, por un lado, y el establecer la dimensión exacta, el valor preciso de la Iglesia y su visión religiosa, por el otro.
Pero entendemos, con Milan Kundera, que debemos tener la clara visión de aceptar que existen novelas cuyo ejercicio es la exploración de “la dimensión histórica de la existencia humana”, por un lado, en tanto que la razón de ser o naturaleza de otras, es que “ilustra una situación histórica, que describe una sociedad en un momento dado, una historiografía novelada. (…) La historiografía escribe la historia de la sociedad, no la del hombre. (…) No sólo la circunstancia histórica debe crear una situación existencial nueva, sino que la Historia debe en sí misma ser comprendida y analizada como situación existencial” (2).
Trabajos narrativos, en su estructura de novela, que responden con visiones claras a estas conceptualizaciones, los podemos encontrar, aunque no radicalmente definidas en su total magnitud, en el primero de los casos, en la vida ficcionada de Simón Bolívar de El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez; el segundo, en La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa. La segunda, que tomando como pretexto la historia de Urania Cabral, no hace más que presentarnos un fragmento radiográfico de una época sangrienta en la historia de la sociedad dominicana, es decir, una novela historiográfica; la primera, que hace una exploración de grandes temas que siempre han preocupado a la humanidad, a través de la existencia del libertador Simón Bolívar, responsable desde 1824 de la desesperanza del imperio Español de reconquistar las grandes colonias de América y la dolorosa vergüenza de su derrota en la batalla de Ayacucho.
Cuando el joven Juan Pablo Duarte, embriagado por el aroma religioso de la personalidad del padre Gutiérrez y su decisión de entrega al oficio por lograr la dimensión de Dios, sale hacia España en 1829, camino a iniciar sus estudios de sacerdocio en el Seminario Conciliar de Barcelona, hacía tan solo un año que Francisco de Goya, el inmenso pintor de Los Caprichos (donde puso de manifiesto sus críticas mordientes y directas a la Iglesia); Francisco de Goya, insistimos, el pintor de El fusilamiento del 3 de mayo (que muestra la estupidez, crueldad, represión e inhumanidad del invasor Napoleón contra el pueblo de Madrid, en 1808), Francisco de Goya, reiteramos, había muerto en el exilio (1828), víctima de “La Década Ominosa” (1823-1833), producto del absolutismo del siniestro monarca Fernando VII, restituido allí por Napoleón en 1814, y el asedio de la Iglesia Católica.
Era casi el final del reinado de Fernando VII, caracterizado por la “brutalidad y la mediocridad del poder (…) el fracaso de la renovación intentada en 1812 (3). Persecución, tortura y tormentos a los liberales de Cataluña; “la inquisición llegó a ser restablecida, se crearon juntas de Fe que ejercieron la función inquisitorial y represiva (4)”. El fusilamiento de El Empecinado, el guerrillero más popular, y Mariana Pinedo, ésta por haber bordado una bandera. En fin, el fusilamiento de todo quien moviera un dedo a favor de las ideas de los liberales de Cataluña, o que entendiera, a juicio del tribunal de la inquisición para su condena, como decían D´Alembert y Dennis Diderot, en su Enciclopedia, algo así como que sólo era verdadero todo aquello que la mente humana podía reconocer.

Al momento de Juan Pablo Duarte, junto a su tutor don Felipe Aguedó Calcull, en 1829, subir al bergantín anclado en río Ozama, capitaneado por el Norteamericano Donald Sheridan, ya hacía varios años que los problemas de Santo Domingo, causados de algún modo por conflictos y ocupaciones de los invasores haitianos, desde Toussaint a Boyer, se habían agudizado. Imagínese usted si eran años difíciles para Santo Domingo, que se ha dicho que Toussaint fue infinitamente menos cruel que Dessalines y Cristóbal, y seguramente que Boyer, y mil veces más culto que todos ellos juntos.
En ese tiempo, a consecuencia de la ocupación haitiana del territorio de Santo Domingo por Boyer, la universidad había sido cerrada y el francés había sido establecido como idioma oficial. En definitiva, el país estaba ocupada por las tropas del presidente de Haití, Jean Pierre Boyer, en una ocupación que habría de durar veintidós años, hasta que en 1844, La Trinitaria, fundada por el propio Juan Pablo Duarte, diera al traste con aquella dominación e independizara al territorio de Santo Domingo.

De manera, que al aproximarnos a Dimensionando a Dios, de Manuel Salvador Gautier, encontraremos que, efectivamente, toda la trama de la ficción, sustentada, como lo afirma el texto, en documentos históricos de investigaciones sobre la biografía de Juan Pablo Duarte que giran en torno a su período de estudios en Barcelona, España, entre los años 1829 y 1831, aunque situada en una coordenada histórica de un fragmento desgarrador en la historia de la sociedad dominicana, plantea sin embargo, en su ficción, una exploración por todos los intersticios del drama ético que le generaba la problemática existencial del entonces joven Duarte y sus metas fundamentalmente religiosas y políticas, por supuesto, reiteramos, situándolo en el contexto histórico por el que atravesaban tanto España como la Isla de Santo domingo, y, en cierto modo, su perímetro más próximo.
Dimensionando a Dios, creemos, es un texto narrativo ficcional que presenta ese período de Juan Pablo Duarte, y que rescata a la memoria colectiva un fragmento biográfico tan poco conocido, siempre visualizando al hombre cotidiano y humano atormentado por el drama que implicaba en él, como problemática existencial, sus decisiones y el aferrarse a sus ideas, sueños y aspiraciones de compromisos con la iglesia y su país: “Dios y Patria. No eran opuestos ni excluyentes uno del otro” (Gautier, 174).

II.- El Drama: Lucha Interior Como Definición Del Yo

La estructura implica siempre un proceso de construcción.
El estudio de la novela en términos de estructura procede a
un nivel analítico, técnico y funcional (5).

Como recurso estructural, el texto Dimensionando a Dios, organiza su material narrativo presentándonos la historia en sucesivos puntos de vistas que incluyen, substancialmente, una voz autoral y con autoridad sustentada en un punto de vista omnisciente de tercera persona que cede de vez en cuando su espacio a otro punto de vista de primera persona, el cual, fundamentalmente, tiene la función estructural de informarnos sobre los sentimientos, pensamientos y reflexiones del Duarte ficcional en sus ideas políticas, religiosas y su iniciativa de entregarse al sacerdocio, con el objetivo latente (como el mismo título lo sugiere), de dedicarse a establecer en su tierra las dimensiones exactas de Dios y su Iglesia, en el contexto espacio-tiempo narrativo, saqueada materialmente por la ocupación del territorio por los haitianos. Y en yuxtaposición, una tercera voz narrativa que corresponde al tutor responsable del cuidado de Juan Pablo Duarte en todo ese período, Felipe Aguedó y Calcull. A través de esta última voz narrativa podemos enterarnos de las informaciones concernientes a la época Española y la participación de piratas y corsarios, de las acciones clandestinas de los liberales de Cataluña, de las artimañas del comercio y la corrupción existente en los sectores de poder, tanto militares como políticos o religiosos, de la época.

En su nivel estructural, cuando la importancia del texto narrativo como sistema organizado de información lo requiere, la información nos es dada en largas escenas presentadas objetivamente, como el instante de su decisión de entrega al sacerdocio cuando el deseo expreso de su padre y hermano era que estudiara y se preparara para dirigir los negocios de la familia.
Es sumamente importante destacar, desde el punto de vista estructural, los violentos cambios en la presentación de los puntos de vistas narrativos y la fragmentación sorpresiva del tiempo de la narración, así como las penetraciones a los pensamientos del personaje ficcional central, Juan Pablo Duarte, que en cierto modo reflejan muy acertadamente, el caos emocional del drama existencial del joven Juan Pablo Duarte con su yo interior o lo que comúnmente entendemos como “conciencia”:

Pienso en Vicente. ¿Qué haces, hermanito? ¿Qué haces?
Y esta vez le respondo. Ideo una secta secreta y una consigna para
nuestra causa, hermano:
Dios, Patria y Libertad (6).

III.- Valor de la Ficción Como Rescate de la Memoria Colectiva en Dimensionando a Dios.

La novela: “(…) de hecho, se transforma en un
documento de época, de manera tal que muchas veces
provee de más información a los historiadores que otras
fuentes informativas”.

Milagros Mata Gil (7).

De hecho, hemos señalado lo poco conocido de este fragmento biográfico en la vida del Padre de la Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte.
Por tanto, en esta osadía de Manuel Salvador Gautier que se llama Dimensionando a Dios, con sus aciertos o desaciertos desde el punto de vista formal de la narrativa, en su atrevida empresa de ficcional el tema que en definitiva vino a dar con el traste de la independencia de Santo Domingo, lo que podríamos llamar el drama ético en Juan Pablo Duarte de asumir la responsabilidad de la liberación del territorio dominicano y la empresa de “dimensionar” a la iglesia y su visión religiosa, ya de hecho, existe un inmenso valor como rescate de nuestra memoria histórica colectiva como dominicanos.
Porque como lo afirma José Javier Franco Ortiz: “La memoria se presenta entonces, no ya como un espacio-archivo que contiene los datos, referencias o hechos del pasado, sino como un dispositivo de agenciamiento que interrelaciona los hechos y los tiempos de los que se ocupa, como proceso que pone en práctica “una política” acerca del pasado (8).
Es este el modo como termina definiéndose el conflicto interior del yo ficcionado, Juan Pablo Duarte, en el instante presentado como memoria colectiva, en que asume definitivamente la responsabilidad de su dimensión, comprometiéndose a crear una secta secreta y una consigna para la causa de la liberación de su patria, Santo Domingo, motivado ciertamente por sus interacciones vivenciales con los liberales de Cataluña y sus sectas secretas; por la identificación, dentro del marco de su memoria histórica, con las ideas del fraile dominico fray Antón de Montesinos, en su sermón de adviento de 1511:

La dimensión verdadera de Dios es la libertad y el pecado más oscuro
es el sometimiento del hombre por el hombre (9).

New York, Washington Heights,
Octubre de 2010

BIBLIOGRAFÍA.

1. KUNDERA, Milan (1987). El arte de la novela. Barcelona, TusQuets.
2. McKEON, Michael (2000). Theory of the novel, a critical anthology. Baltimore, The Johns Hopkins University Press.
3. SAUVAGE, Jacques (1982). Introducción al estudio de la novela. Barcelona, Editorial Laia.
4. RIVAS, Luz María (2004). La novela intrahistórica. Mérida, Editorial Venezolana.
5. MATA GIL, Milagros (1997). “La rama mirada: apuntes para un arts novelesca personal” en Poética de la novela. Arts narrativa. Caracas, Editorial Memorias de Altagracia.
6. MENTON, Seymour (1993). La nueva novela histórica de la América Latina, 1979-1992. México, D.F, Fondo de Cultura Económica.
7. FRANCO ORTIZ, José Javier (2007). Figuras de la memoria. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamérica.
8. VILAR, Pierre (1990). Historia de España. Barcelona, Editorial Crítica.
9. GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel (1989). El general en su laberinto. Madrid, Mondadori España.
10. VARGAS LLOSA, Mario (2002). La fiesta del chivo. Madrid, Santillana Ediciones Generales.
11. GAUTIER, Manuel Salvador (2010). Dimensionando a Dios. Santo Domingo, Santuario.


NOTAS
(1) Kundera, Milan ( 1987:55).
(2) Kundera, Milan (1987:47-48)
(3) Vilar, Pierre (1990:85).
(4) www.historiasiglo20.org.
(5) Sauvage, Jacques (1982:33).
(6) Gautier, Manuel Salvador (2010:189).
(7) Mata Gil, Milagros (1997:96).
(8) Franco Ortiz, José Javier (2007: 2).
(9) Gautier, Manuel Salvador (2010:188).

1 comment:

  1. Apreciado Don Manuel:

    Cuanto le admiro. Como profesora de Derecho de la Competencia, en el módulo de hermenéutica histórica sincrónica de la figura de la libre empresa, he escrito y enseñado a mis alumnos sobre qué quería decir aquel joven Juan Pablo Duarte, al regreso de su viaje, cuando se refirió a los "Fueros de Barcelona".

    Felizmente cuando supe de su obra, que hoy me de prisa he ido a comprar, me encontraba escribiendo un guion de cine de cortometraje, titulado "Fueros de Barcelona". Cuando supe de su obra, brinqué de alegría. Demás está decirle que me interesa conocerle.

    Además, fíjese Usted, me cuentan que Usted diseñó junto a Edwin Cott, el hogar donde crecí, en 1968, sito en la Calle Cantera No. 10.

    Con admiración,

    Angélica Noboa
    angelica_noboa@hotmail.com

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