Monday, May 10, 2010

10b Emilia Pereyra (Coloquio): Las variopintas visiones de lo femenino en la novela Balance de tres, de Manuel Salvador Gautier

LAS VARIOPINTAS VISIONES DE LOS FEMENINO
EN LA NOVELA BALANCE DE TRES
DE MANUEL SALVADOR GAUTIER
Por Emilia Pereyra
Emilia Pereyra recibe el certificado de reconocimiento
por su participación en el panel MSG e Isael Pérez con Chiqui Vicioso, Emilia Pereyra y Miguel Solano
mostrando sus Medallas al Mérito Cultural MSG80

Una novela no puede existir sin personajes, como no puede ser creada sin texto ni sin otra materia prima esencial: la imaginación, que se alimenta de la realidad, de lo supuesto y de lo que podría existir.
“Balance de tres” no se sustrae a las “leyes esenciales de la novela” y nos ofrece un universo que refleja las luchas internas libradas en nuestro país contra la ocupación norteamericana ocurrida en la primera mitad del siglo pasado, período poco tratado en la literatura nacional, del que Manuel Salvador Gautier ha elaborado un fresco habitado por numerosos personajes masculinos y femeninos que proyectan la mentalidad y el ambiente épocal de ese período ominoso.
En vista de que nos corresponde enfocar a los personajes femeninos de esta obra, empezaremos centrándonos en Teonil, nombre que da título al primer capítulo de la narración, cuyos protagonistas principales son los gemelos Nilo y Lino Gómez, dúo al que la atractiva, intrépida y liberal muchacha estará vinculada hasta el final.
Al principio de la novela, Teonil Ubiera, recién llegada de Europa a los atrasados litorales criollos, se asemeja a una heroína del romanticismo, vivamente impresionada por el atrayente y valeroso Nilo, al que ella declara su interés, sin lograr que ceda a sus apreciables encantos. Es precisamente Nilo quien intentará influir para que la joven se interese por Lino, su hermano gemelo, uno de los seducido por su personalidad.
A propósito de este arquetipo femenino dominante en la narración de Gautier, nos parece que Teonil tiene algunos rasgos parecidos a los de la famosa Scarlet O' Hara, la fascinante protagonista de “De lo que el viento se llevó”, la novela mundialmente conocida de Margaret Michell. Como la hermosísima Scarlet, la agraciada Teonil también se enamora con obstinación.
Sin embargo, conforme se va desarrollando la trama de “Balance de tres”, la soñadora Teonil se transmuta en un personaje fuerte, de vastas profundidades, que se entrega a la lucha contra los invasores y a la ayuda solidaria en condiciones adversas, con unos arrestos envidiables.
Poco después de llegar a la isla, la ingeniosa viñetista Teonil conoce a Nilo Gómez, que ha viajado en el mismo barco que la trajo al país y sobre quien la voz narradora dice: “…era un hombre pálido y extenuado que había pasado todo el viaje metido en su camarote, agobiado por el mareo y la necesidad de combatirlo con alcanfor, según explicó Licinio. Alto, de facciones finas y cuerpo atlético, sus movimientos tenían un atractivo que fascinaba al instante, como el de la luz, ella lo sintió desde que lo vio de lejos, pero lo resistió. Esta vez se proponía luchar contra su instinto natural, que la había llevado a excesos, pasando de abrazo en abrazo, de amante en amante…”
Aunque en las primeras páginas de la novela Teonil proyecta cierta tendencia a la liviandad, no se entrega a lo vano, si bien gusta de la moda y de los placeres epicúreos. Pronto sabremos que la chica es una personalidad decidida, capaz de entregar su solidaridad a los necesitados, a costa de su comodidad y de arriesgar la existencia.
Es ese interés el que la motiva a involucrarse en las tareas de asistencia humanitaria y a convertirse en enfermera de Nilo, que dejará de interesarle como hombre posteriormente.
Es esa arrojada Teonil quien le expresará sus sentimientos a Nilo, sin enmascaramientos, en una época en que era infrecuente que tal declaratoria fuese hecha por una señorita de la sociedad.
Ella, sin embargo, remacha sin inmutarse:
“—No me atrae su hermano Lino. Me atrae usted, se lo he dicho”.
“No iba a fingir más, a mantener, para nada, un juego de simulaciones. Estaba cansada ya de desear lo que no podía conseguir, de sentirse confinada en sus sentimientos y en sus proyecciones. A este hombre que supiera que ella estaba dispuesta a todo por él, que se entregaría a él en la forma que quisiera”, abunda a seguidas la voz narradora.
Teonil es considerada como “una mujer del carajo”, expresión de profunda raigambre popular, y de gran contundencia en el contexto cultural dominicano. En la obra, a este personaje se le endilga este titulo por todos los aportes que hace a la lucha contra los invasores y por su fascinante temperamento, que la llevará a coquetear al final de la novela con un capitán alto, blanco y bien parecido.
Si bien Teonil Ubiera es el personaje femenino más poderoso y cautivador de “Balance de tres” no está sola en este cosmos ficcional propuesto por Gautier.
Mita Alfaro, la madre de la mundana chica responde al prototipo conservador, ubicado en la clase alta. Bella y celebrada por todos desde siempre, se comporta como una madre, esposa y ama de casa ejemplar, perfectamente ajustada al estatus vigente y a lo esperado.
Otros personajes femeninos menos relevantes son doña Mariana, la locuaz tía de Teonil, quien llegó con ella desde Hamburgo; Maritza, prima de Teonil; y Delia Pumarol, la señorita quedada y muchas otras.
En esa constelación de personajes menores resalta por su atrevimiento Jean, una norteamericana con la que Nilo tuvo un apasionado romance, iniciado gracias al arrojo de la rubia seductora. Aunque Nilo ya estaba bien casado con Matilde, otro discreto personaje, sucumbe en Estados Unidos ante los rotundos encantos de la cautivadora extranjera, quizás para probar que él también era “un machazo de hombre”, pese a que tenía intereses revolucionarios muy firmes y una probidad incuestionable.
Mamá Rosa, madre de Herminio, gavillero y patriota, es otro personaje de ribetes singulares. Es descrita inicialmente como una mulata de playa, que queda alucinada al conocer al padre del rebelde. La voz narradora dice sobre ella que era creyente y hechicera.
La mujer o ella, como se le alude en el texto, es otro personaje vinculado a Herminio. Es la señora del desfogue y de los retozos de cama, en el breve espacio dejado al gavillero por sus escaramuzas contra los invasores.
Sin embargo, ella no es amada por Herminio, sino que el objeto del amor de ese hombre es Marcela, presente en las evocaciones del valeroso alzado, a quien él simplemente adora.
La bien relacionada y rica Angustias se aproxima al círculo de Teonil. Es una mujer de negocios, experimentada o muy vivida, que motivará a la joven a participar en el mundo empresarial, haciéndose socia de una casa de modas. Angustias, pese a su nombre, representa a la emprendedora, capaz de reinventarse para sobrevivir en una sociedad arropada por la hipocresía, el tráfico de influencias y las injusticias.
Entre otros personajes de fugaces desempeños en “Balance de tres” registramos a Chemita, la dueña del rancho donde es atendido de sus heridas el atractivo Nilo.
También nos encontramos con la tía Melania, figura necesaria y algo difusa que formaba parte de las familias dominicanas de antaño, cuya función era ayudar en las tareas domésticas y en la crianza de los hijos, y es precisamente lo que hace en la casa de los Gómez, regida por don Licinio, el patriarca.
La tía Delia, amiga de la fenecida madre de los gemelos, es una mujer poco diplomática y de breve presencia en la novela. Es la esposa del tío Ubaldo, respetado patriarca con el que Nilo intenta articular un frente de oposición contra los invasores.
Las mujeres del ámbito mágico religioso
Otra corte femenina, perteneciente al espacio mágico religioso, enriquece esta novela de época de Manuel Salvador Gautier. Consuelo, por ejemplo, es una médium consultada por el padre de Nilo y de Lino, cada vez que este necesitaba asegurarse de algo. La manejadora de misterios es proyectada en el tejido novelesco como un ser sobrenatural e influyente, que vivió en la casa de los Gómez, tras la muerte de la madre de los gemelos, otro personaje evocado en varios pasajes.
La Reina de las Aguas surge, con gran fuerza, como una alusión notable. Esta figura mítica va cobrando vida en la obra y hace acto de presencia en los rituales dominados por los misterios. La deidad es mencionada por primera vez en el ámbito regido por Consuelo y brota en los sueños de Lino, espacio en el que adquiere voz y movimiento. En su papel de potencia próxima al reino del Creador, la Reina de las Aguas adquiere corporeidad en los rituales de vodú, en los que se producen representaciones de Metré Silì, Mamá Buyita y de Guedé Lía, figuras conocidas en el vudú dominicano.
Otras habitantes de la novela son las pertenecientes a los coros y a las diversas comparsas que se mueven y dan vida a los acontecimientos que agregan densidad y color al texto. Ellas animan las procesiones; son las danzarinas de los rituales propios del sincretismo vernáculo; son las campesinas sin nombre, las tres desconocidas señoras de a caballo. Y alguna representa a la muchacha de pelo largo y cara bonita, de la que no sabremos su identidad… y otras aparecen como las extras de una película de dimensión épica.
En esta obra, cuyo telón de fondo es la ocupación norteamericana y sus ambientaciones, con las tertulias y las fiestas caseras, las peticiones de mano, los bailes de coronación de los reinados y los rituales mágicos religiosos, las escaramuzas y huidas de los gavilleros, el narrador transmite las diversas policromías y honduras del alma femenina y de sus particulares vaivenes existenciales.
Así, tenemos en “Balance de tres” una variada muestra de personajes femeninos procedentes de todos estratos sociales y de distintas edades, que responden a disímiles expectativas.
La construcción de lo femenino en “Balance de tres” nos da claras señales de que además de ser un conocedor de las diversos matices del carácter masculino, como autor, Manuel Salvador Gautier, se ha ocupado de ahondar en la psicología de la otra mitad y de reflejar sus simas y sinuosidades en una obra que nos sumerge en el espíritu de una sociedad que se abría paso, entre la ignominia y la oscuridad, y en la que pervivían fuerzas interesadas en transformar el humillante estatus en que la colocaba la oprobiosa ocupación extranjera.

*Exposición presentada en la XIII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2010, en el panel: “La mujer en la narrativa de Manuel Salvador Gautier”, a cargo de Emilia Pereyra, Miguel Solano y Chiqui Vicioso. Coordinación: Comité “Manuel Salvador Gautier 80”.

4 de mayo de 2010.

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