MSG: PRESENTACIÓN DE DIMENSIONANDO A DIOS EN PANAMÁ
“Por su calidad literaria y su excelente ritmo narrativo, que explora
utilizando la realidad histórica y la ficción, la conexión de
Juan Pablo Duarte en Barcelona y los movimientos libertarios de la
época que dan forma al pensamiento patriótico del Padre de la Patria.
La obra contribuye a un mejor conocimiento de la figura del patricio,
cuya biografía todavía mantiene facetas pendientes de exploración,
y enriquece igualmente la narrativa y la novela histórica dominicana.
DIMENSIONANDO A DIOS
LA NOVELA SOBRE JUAN PABLO DUARTE
EL PADRE DE LA PATRIA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
Por Manuel Salvador Gautier
Feria del Libro de Panamá
26 al 29 de agosto de 2011
INTRODUCCIÓN
Juan Pablo Duarte es el ideólogo de la independencia de la República Dominicana, proclamada el 27 de febrero de 1844. Es de los héroes que el pueblo dominicano reconoce y admira. Está considerado como uno de los Padres de la Patria, junto a Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella. Según los Apuntes que redactó su hermana, Rosa Duarte, la aventura de su involucramiento en las acciones independentistas comienzan cuando, en 1827, a los diecisiete años, viajaba a hacer estudios a Barcelona, en España. En ese momento, la República Dominicana estaba bajo el yugo de la República de Haití.
Dice Rosa Duarte: “El capitán del barco y Don Pablo Pujol (el tutor de Duarte) se pusieron a hablar de Santo Domingo sumamente mal y el capitán le preguntó a él (a Duarte) si no le daba pena decir que era haitiano. Juan Pablo le constestó: yo soy dominicano; a lo que con desprecio le contestó el capitán: tú no tienes nombre, porque ni tú ni tus padres merecen tenerlo porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de sus esclavos. Dice Juan Pablo: La vergüenza, la desesperación, que me causó tal confesión de que merecíamos ser tratados tan sin ninguna consideración me impidió pronunciar palabra, pero juré en mi corazón probarle al mundo entero que no sólo teníamos un nombre propio, dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo…”
Rosa Duarte también explica que, a su retorno de Barcelona, uno de sus mentores le preguntó a Duarte “que era lo que en sus viajes le había llamado más la atención y le había agradado. “Los fueros y libertades de Baecelona, fueros y libertades que nosotros un día daremos a nuestra patria”, dijo.
Ese fue el compromiso que hizo Duarte a sus diecinueve años, y el que trató de cumplir.
Basado en estos dos episodios reales, estructuro la novela Dimensionando a Dios.
EL TEMA DE LA NOVELA: JUAN PABLO DUARTE
Desde principio de la década de los 90, cuando decidí dedicarme a la literatura, pensé en hacer una novela sobre Juan Pablo Duarte, el Padre de la Patria, a quien admiro profundamente. Como hago siempre cuando tengo un tema que me interesa, preparé un cuaderno para apuntar las ideas que se me ocurrían sobre el personaje escogido y guardar todas las informaciones que aparecían en los periódicos y revistas y que podían servirme. Pasaba el tiempo. Leí los Apuntes de Rosa Duarte sobre la vida de su hermano, la novela La vida de Juan Pablo Duarte de don Pedro Troncoso Sánchez y otros documentos, pero no encontraba la historia que me estimulara a recrear ese personaje desconocido que es nuestro Prócer de la Independencia. Hasta que en enero de 2009 fui a la puesta en circulación del libro Juan Pablo Duarte y Diez, Fundador de la República Dominicana, de Leonor Ayala G., tataranieta de Vicente Celestino Duarte, el hermano mayor de Duarte. Allí encontré lo que buscaba. Las hermanas Ayala revivían con sus investigaciones a un Juan Pablo Duarte joven, a un mozo de diecisiete años que viaja a Barcelona a hacer estudios superiores con un tutor avezado, un comerciante ducho que, entre otras cosas, había sido corsario al servicio de los intereses de España.
Rosa Duarte nos cuenta en sus Apuntes que Duarte partió hacia Barcelona (no dice claramente con qué ideas en la cabeza, sólo a estudiar) y que, durante el viaje, tuvo una experiencia inquietante en la que un capitán lo insultó, poniendo en duda su patriotismo. Duarte reaccionó airado, proponiéndose, desde ese momento, libertar a su país. Y volvió de Barcelona influenciado por las leyes o fueros de Cataluña, dispuesto a estructurar y a organizar su país con una constitución que proponía crear un cuarto poder, el regional o municipal, el poder de la comunidad, con el cual Duarte esperaba controlar, hasta donde fuera posible, el autoritarismo que heredamos del imperio español, que él vivió en Barcelona con el despotismo de Fernando VII, y que experimentó en una versión similar, producto de la independencia francesa y de la de sus esclavos haitianos, con la dictadura de Jean Pierre Boyer, Presidente de Haití durante la ocupación que ese país hizo al territorio dominicano por veintiun años.
Duarte pasó dos años en Barcelona. En sus investigaciones basadas en los escasos datos que hay sobre esta estadía, las hermanas Ayala llegaron a la conclusión que, en el único lugar donde el joven Patricio pudo estudiar durante estos dos años fue en el Seminario Conciliar de Barcelona, donde se forman los sacerdotes catalanes.
La idea me deslumbró:
¡Duarte había ido a Barcelona a estudiar sacerdocio! Una conclusión pelegrina a la que puede llegar la imaginación de un novelista, pero que no puede acoger un historiador, por falta de pruebas escritas.
Con esta idea en mente, determiné enseguida el curso de mi novela. Trataría sobre el conflicto que atormentó a Duarte, quizás durante toda su vida, entre su inclinación por servir a Dios y su deseo de luchar por la independencia y autonomía de su país.
En Dimensionado a Dios, doy substancia a este personaje.
El tiempo en que Duarte vivió en Barcelona se encuentra dentro de lo que la historia española llama “La década ominosa”, la década de terror, de 1823 a 1833, que Fernando VII, rey de España, impuso para dominar las ansias de autonomía de los catalanes. Como reacción, los catalanes formaron sociedades secretas para luchar por la independencia de Catalunya, como llamaban a su país.
Basado en estos hechos reales y supuestos, presento a un Juan Pablo Duarte ambicioso, decidido, a veces violento, que, desde el Seminario, se involucra en una intriga en la cual él se introduce en una de esas sociedades secretas y, junto con un compañero seminarista, estudia los fueros de Cataluña y las constituciones de Francia y Estados Unidos, con el fin de redactar una constitución que sirviera al nuevo país europeo. Así, dramatizo la manera en que la estadía de Duarte en Barcelona influyó en él para crear la Sociedad Secreta La Trinitaria, donde se formaron todos los patriotas que proclamaron la independencia, y para proponer, tan pronto se formó el país, la constitución que impediría la concentración de autoridad en el Poder Ejecutivo.
Algunas personas cercanas me han señalado que el título de la novela parece arquitectónico, influenciado por mi profesión. Otros consideran que me he extralimitado con un título que es casi una blasfemia contra Dios. La realidad es que todos los títulos de mis novelas son una síntesis del tema.
Voy a explicarlo.
Al final de la novela, motivado por una serie de acontecimientos, Juan Pablo Duarte concluye que la verdadera dimensión de Dios es la libertad. De aquí deducimos que todo lo que hizo durante su estadía en Barcelona, y todo lo que logró después, está permeado por esta intuición que nutre sus propósitos y lo impulsa a realizarlos. No hay dudas que Dios está ligado a la idea de libertad de Juan Pablo Duarte. No en vano lo coloca de primero en el lema: Dios, Patria y Libertad, que ideó para animar a sus compatriotas y que ubicó en la bandera nacional. Entendemos que Dios es su fuerza y, quizás, su debilidad. Dimensionando a Dios, Juan Pablo Duarte se dimensiona a sí mismo. En esa tesitura, surge el ideólogo de la libertad dominicana, el hombre que motivará a los otros a organizarse y a ejecutar el plan para lograr la independencia. Esta es su fuerza. Pero también emerge el pacifista, el hombre que, cuando hay que disputarle el poder a Pedro Santana, el general que obligó a los haitianos a retirarse a su propio país, se resiste a llevar al pueblo dominicano al matadero de una guerra civil. Esta es su debilidad. Una debilidad relativa, que nosotros apreciamos como tal por los resultados que tuvo: el alejamiento de Duarte de las decisiones para la estructuración final de la República Dominicana. ¡Quién sabe qué país tendríamos si Juan Pablo Duarte hubiese podido imponer sus ideas!
En Dimensionado a Dios, esa dualidad entre el ideólogo y el pacifista comienza a vislumbrarse.
Para mí, fue apasionante crear un personaje literario que respondiera a mi propia intuición de lo que fue, en la realidad, Juan Pablo Duarte. Este es el Padre de la Patria que les ofrezco y que comparto con ustedes.
LA ESTRUCTURA, LA TRAMA Y LA TÉCNICA DE LA NOVELA
La novela está dividida en tres partes, cada una subdividida, a su vez, en dos capítulos.
La primera parte, “En la búsqueda”, trata sobre el viaje de Duarte a Barcelona, donde tiene el enfrentamiento con el capitán del barco y decide luchar por la independencia dominicana. En esta parte, se presentan dos personjes en contradicción ideológica: Juan Pablo, el idelista, y su tutor, don Felipe Aguedó Calcull, el materialista. Hasta cierto punto, Aguedó Calcull es el alter ego de Duarte, el Duarte que hubiera sido si, en vez de dejrase llevar por la pasión de sus ideales independentistas, se hubiera concentrado en alcanzar el poder, un Duarte sin frenos y sin escrúpulos, como lo fue su oponente, Pedro Santana, atributos con los cuales logró la presidencia de la República Dominicana en sus inicios, donde impuso el autoritarismo como continuismo histórico del gobierno colonial.
La segunda parte, “El encuentro con Dios”, trata sobre la estadía de Duarte en el Seminario Conciliar de Barcelona, dedicado a establecer un vínculo con Dios, a pesar de las voces interiores que le recuerdan su compromiso libertario, y a pesar de comprobar que el sacerdocio es una preparación para imponer el dogmatismo fundamentalista de la Iglesia Católica. Allí conoce a don Miquel Mercer, seminarista dedicado a Dios, quien es el otro alter ego de Duarte, el hombre de fe que no se desvía de la causa de Dios, el Duarte que deseaba dedicarse a Dios y a la gloria de la Iglesia. En esta parte, comienza la intriga que llevará a Duarte a involucrarse con una sociedad secreta revolucionaria que lucha por la autonomía de Cataluña. También aparece la intriga en la que su tutor, don Felipe Aguedó Calcull, logra comprometerse para casarse con una heredera catalana, doña Esclarí de Pallares, una mujer de actuaciones misteriosas, que lo ubicaría entre los principales comerciantes de Barcelona, su gran ambición.
La tercera parte, “Dimensionando”, trata el momento en que finalmente Duarte se involucra con la independencia de Cataluña, comprometiéndose con los revolucionarios catalanes a convencer a don Miquel Mercer, su compañero seminarista, a que redacte una constitución para el país independiente por el cual luchan. En esta parte, Duarte define su dedicación a la causa independentista y debe decidir si sigue o no la causa de Dios. Aquí se unen las dos intrigas, la de Duarte por un lado y la de don Felipe Aguedó Calcull por el otro, ya que doña Esclarí, la prometida de Aguedó Calcull, resulta que pertenece a la sociedad secreta en la cual han involucrado a Duarte y es la persona que lo presenta a los revolucionarios.
La técnica usada en la novela consiste en alternar episodios entre Duarte y don Felipe Aguedó Calcull, en los cuales cada uno es el personaje principal.
En los episodios donde Duarte es el protagonista, el narrador está en tercera persona, intencionalmente, con el fin de crear un distanciamiento entre el personaje y el lector, de manera que este último tenga cierta objetividad en la apreciación y la apropiación del primero. Sin embargo, en ocasiones, se pasa a la primera persona, para recrear un momento íntimo del personaje. Y está el leif motiv: ¿Qué haces, hermanito, qué haces?, que se usa cada vez que Duarte percibe que no está cumpliendo con su compromiso de dedicarse a la independencia de su país.
En los episodios protagonizados por don Felipe Aguedó Calcull, el narrador está en primera persona, lo cual hace más dramáticos los despropósitos en que incurre el personaje.
CONCLUSIÓN
En Dimensionando a Dios, el autor introduce en la trama las características de Juan Pablo Duarte que se conocen históricamente. Entre estas:
La rabia e inconformidad que sintió cuando el capitán del barco lo insultó es la manifestación de un Duarte que se rebelaba contra el auroritarismo, lo cual motivó todas sus decisiones libertarias.
La disposición de hacer una sociedad secreta, cuando formó la Sociedad La Trinitaria, la adquirió en Barcelona. El planteamiento de crear una constitución donde existiera un cuarto poder, el municipal, lo trajo de allá; además, dijo explícitamente que lo adoptaría tan pronto pudiera hacerlo.
Incluyo una supuesta experiencia de Duarte en la presentación de obras teatrales, para enfatizar la estrategia que se trazó con el fin de ganar adeptos a la causa independentista en Santo Domingo, presentando obras como La viuda de Padilla, donde se proclama la libertad.
También aparece su atracción por las mujeres, con las cuales no llegaba a formar lazos permanentes. Se ha comprobado que la inquina que le tenía Tomás de Bobadilla y Briones, el cerebro que guiaba a Pedro Santana, se debe a que Duarte no cumplió con un compromiso de matrimonio que hizo con una sobrina de este. Sabe Dios si esto hubiese ocurrido, Bobadilla se dedica a promover a Duarte para la presidencia del país, en vez de a Santana, y toda nuestra historia sería distinta.
En Dimensionando a Dios, he tratado de recrear a un Juan Pablo Duarte que se corresponda con la verdad histórica; al mismo tiempo, lo rescato de ese mito que lo presenta como un hombre que pudo organizar los inicios de la indeopendencia pero que, por debilidades intrínsecas a su carácter, fue inconsistente, pues quiso ser, pero al final, tuvo que conformarse con no ser, quien dirigiera los destinos de la República Dominicana. El Juan Pablo Duarte que trazo es un hombre que toma decisiones y las lleva hasta donde puede hacerlo. Por qué no enfrentó a Pedro Santana es de las incógnitas que nuestros historiadores no han desentrañado o no han querido hacerlo. Como novelista, lo imagino: fue traicionado por quienes debían apoyarlo y, sin ese apoyo, resultaba vana la confrontación, un “matadero”, como dije antes… y Duarte era un idealista que cuidaba al detalle la ejecución de sus acciones; un realizador de cosas que fueran realizables, aunque parecieran imposibles, como fue la independecnia de nuestro país.
Dimensionado a Dios, en definitiva, es una demitificación de nuetro patricio Juan Pablo Duarte, una obra que maneja los recursos del postmodernismo.
En la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2011, en mayo de este año, la obra ganó el Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes, uno de los premios literarios de mayor prestigio en la República Dominicana. En el laudo, el Jurado otorgó el premio a esta obra…
LA NOVELA SOBRE JUAN PABLO DUARTE
EL PADRE DE LA PATRIA DE LA REPÚBLICA DOMINICANA
Por Manuel Salvador Gautier
Feria del Libro de Panamá
26 al 29 de agosto de 2011
INTRODUCCIÓN
Juan Pablo Duarte es el ideólogo de la independencia de la República Dominicana, proclamada el 27 de febrero de 1844. Es de los héroes que el pueblo dominicano reconoce y admira. Está considerado como uno de los Padres de la Patria, junto a Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella. Según los Apuntes que redactó su hermana, Rosa Duarte, la aventura de su involucramiento en las acciones independentistas comienzan cuando, en 1827, a los diecisiete años, viajaba a hacer estudios a Barcelona, en España. En ese momento, la República Dominicana estaba bajo el yugo de la República de Haití.
Dice Rosa Duarte: “El capitán del barco y Don Pablo Pujol (el tutor de Duarte) se pusieron a hablar de Santo Domingo sumamente mal y el capitán le preguntó a él (a Duarte) si no le daba pena decir que era haitiano. Juan Pablo le constestó: yo soy dominicano; a lo que con desprecio le contestó el capitán: tú no tienes nombre, porque ni tú ni tus padres merecen tenerlo porque cobardes y serviles inclinan la cabeza bajo el yugo de sus esclavos. Dice Juan Pablo: La vergüenza, la desesperación, que me causó tal confesión de que merecíamos ser tratados tan sin ninguna consideración me impidió pronunciar palabra, pero juré en mi corazón probarle al mundo entero que no sólo teníamos un nombre propio, dominicanos, sino que nosotros (tan cruelmente vilipendiados) éramos dignos de llevarlo…”
Rosa Duarte también explica que, a su retorno de Barcelona, uno de sus mentores le preguntó a Duarte “que era lo que en sus viajes le había llamado más la atención y le había agradado. “Los fueros y libertades de Baecelona, fueros y libertades que nosotros un día daremos a nuestra patria”, dijo.
Ese fue el compromiso que hizo Duarte a sus diecinueve años, y el que trató de cumplir.
Basado en estos dos episodios reales, estructuro la novela Dimensionando a Dios.
EL TEMA DE LA NOVELA: JUAN PABLO DUARTE
Desde principio de la década de los 90, cuando decidí dedicarme a la literatura, pensé en hacer una novela sobre Juan Pablo Duarte, el Padre de la Patria, a quien admiro profundamente. Como hago siempre cuando tengo un tema que me interesa, preparé un cuaderno para apuntar las ideas que se me ocurrían sobre el personaje escogido y guardar todas las informaciones que aparecían en los periódicos y revistas y que podían servirme. Pasaba el tiempo. Leí los Apuntes de Rosa Duarte sobre la vida de su hermano, la novela La vida de Juan Pablo Duarte de don Pedro Troncoso Sánchez y otros documentos, pero no encontraba la historia que me estimulara a recrear ese personaje desconocido que es nuestro Prócer de la Independencia. Hasta que en enero de 2009 fui a la puesta en circulación del libro Juan Pablo Duarte y Diez, Fundador de la República Dominicana, de Leonor Ayala G., tataranieta de Vicente Celestino Duarte, el hermano mayor de Duarte. Allí encontré lo que buscaba. Las hermanas Ayala revivían con sus investigaciones a un Juan Pablo Duarte joven, a un mozo de diecisiete años que viaja a Barcelona a hacer estudios superiores con un tutor avezado, un comerciante ducho que, entre otras cosas, había sido corsario al servicio de los intereses de España.
Rosa Duarte nos cuenta en sus Apuntes que Duarte partió hacia Barcelona (no dice claramente con qué ideas en la cabeza, sólo a estudiar) y que, durante el viaje, tuvo una experiencia inquietante en la que un capitán lo insultó, poniendo en duda su patriotismo. Duarte reaccionó airado, proponiéndose, desde ese momento, libertar a su país. Y volvió de Barcelona influenciado por las leyes o fueros de Cataluña, dispuesto a estructurar y a organizar su país con una constitución que proponía crear un cuarto poder, el regional o municipal, el poder de la comunidad, con el cual Duarte esperaba controlar, hasta donde fuera posible, el autoritarismo que heredamos del imperio español, que él vivió en Barcelona con el despotismo de Fernando VII, y que experimentó en una versión similar, producto de la independencia francesa y de la de sus esclavos haitianos, con la dictadura de Jean Pierre Boyer, Presidente de Haití durante la ocupación que ese país hizo al territorio dominicano por veintiun años.
Duarte pasó dos años en Barcelona. En sus investigaciones basadas en los escasos datos que hay sobre esta estadía, las hermanas Ayala llegaron a la conclusión que, en el único lugar donde el joven Patricio pudo estudiar durante estos dos años fue en el Seminario Conciliar de Barcelona, donde se forman los sacerdotes catalanes.
La idea me deslumbró:
¡Duarte había ido a Barcelona a estudiar sacerdocio! Una conclusión pelegrina a la que puede llegar la imaginación de un novelista, pero que no puede acoger un historiador, por falta de pruebas escritas.
Con esta idea en mente, determiné enseguida el curso de mi novela. Trataría sobre el conflicto que atormentó a Duarte, quizás durante toda su vida, entre su inclinación por servir a Dios y su deseo de luchar por la independencia y autonomía de su país.
En Dimensionado a Dios, doy substancia a este personaje.
El tiempo en que Duarte vivió en Barcelona se encuentra dentro de lo que la historia española llama “La década ominosa”, la década de terror, de 1823 a 1833, que Fernando VII, rey de España, impuso para dominar las ansias de autonomía de los catalanes. Como reacción, los catalanes formaron sociedades secretas para luchar por la independencia de Catalunya, como llamaban a su país.
Basado en estos hechos reales y supuestos, presento a un Juan Pablo Duarte ambicioso, decidido, a veces violento, que, desde el Seminario, se involucra en una intriga en la cual él se introduce en una de esas sociedades secretas y, junto con un compañero seminarista, estudia los fueros de Cataluña y las constituciones de Francia y Estados Unidos, con el fin de redactar una constitución que sirviera al nuevo país europeo. Así, dramatizo la manera en que la estadía de Duarte en Barcelona influyó en él para crear la Sociedad Secreta La Trinitaria, donde se formaron todos los patriotas que proclamaron la independencia, y para proponer, tan pronto se formó el país, la constitución que impediría la concentración de autoridad en el Poder Ejecutivo.
Algunas personas cercanas me han señalado que el título de la novela parece arquitectónico, influenciado por mi profesión. Otros consideran que me he extralimitado con un título que es casi una blasfemia contra Dios. La realidad es que todos los títulos de mis novelas son una síntesis del tema.
Voy a explicarlo.
Al final de la novela, motivado por una serie de acontecimientos, Juan Pablo Duarte concluye que la verdadera dimensión de Dios es la libertad. De aquí deducimos que todo lo que hizo durante su estadía en Barcelona, y todo lo que logró después, está permeado por esta intuición que nutre sus propósitos y lo impulsa a realizarlos. No hay dudas que Dios está ligado a la idea de libertad de Juan Pablo Duarte. No en vano lo coloca de primero en el lema: Dios, Patria y Libertad, que ideó para animar a sus compatriotas y que ubicó en la bandera nacional. Entendemos que Dios es su fuerza y, quizás, su debilidad. Dimensionando a Dios, Juan Pablo Duarte se dimensiona a sí mismo. En esa tesitura, surge el ideólogo de la libertad dominicana, el hombre que motivará a los otros a organizarse y a ejecutar el plan para lograr la independencia. Esta es su fuerza. Pero también emerge el pacifista, el hombre que, cuando hay que disputarle el poder a Pedro Santana, el general que obligó a los haitianos a retirarse a su propio país, se resiste a llevar al pueblo dominicano al matadero de una guerra civil. Esta es su debilidad. Una debilidad relativa, que nosotros apreciamos como tal por los resultados que tuvo: el alejamiento de Duarte de las decisiones para la estructuración final de la República Dominicana. ¡Quién sabe qué país tendríamos si Juan Pablo Duarte hubiese podido imponer sus ideas!
En Dimensionado a Dios, esa dualidad entre el ideólogo y el pacifista comienza a vislumbrarse.
Para mí, fue apasionante crear un personaje literario que respondiera a mi propia intuición de lo que fue, en la realidad, Juan Pablo Duarte. Este es el Padre de la Patria que les ofrezco y que comparto con ustedes.
LA ESTRUCTURA, LA TRAMA Y LA TÉCNICA DE LA NOVELA
La novela está dividida en tres partes, cada una subdividida, a su vez, en dos capítulos.
La primera parte, “En la búsqueda”, trata sobre el viaje de Duarte a Barcelona, donde tiene el enfrentamiento con el capitán del barco y decide luchar por la independencia dominicana. En esta parte, se presentan dos personjes en contradicción ideológica: Juan Pablo, el idelista, y su tutor, don Felipe Aguedó Calcull, el materialista. Hasta cierto punto, Aguedó Calcull es el alter ego de Duarte, el Duarte que hubiera sido si, en vez de dejrase llevar por la pasión de sus ideales independentistas, se hubiera concentrado en alcanzar el poder, un Duarte sin frenos y sin escrúpulos, como lo fue su oponente, Pedro Santana, atributos con los cuales logró la presidencia de la República Dominicana en sus inicios, donde impuso el autoritarismo como continuismo histórico del gobierno colonial.
La segunda parte, “El encuentro con Dios”, trata sobre la estadía de Duarte en el Seminario Conciliar de Barcelona, dedicado a establecer un vínculo con Dios, a pesar de las voces interiores que le recuerdan su compromiso libertario, y a pesar de comprobar que el sacerdocio es una preparación para imponer el dogmatismo fundamentalista de la Iglesia Católica. Allí conoce a don Miquel Mercer, seminarista dedicado a Dios, quien es el otro alter ego de Duarte, el hombre de fe que no se desvía de la causa de Dios, el Duarte que deseaba dedicarse a Dios y a la gloria de la Iglesia. En esta parte, comienza la intriga que llevará a Duarte a involucrarse con una sociedad secreta revolucionaria que lucha por la autonomía de Cataluña. También aparece la intriga en la que su tutor, don Felipe Aguedó Calcull, logra comprometerse para casarse con una heredera catalana, doña Esclarí de Pallares, una mujer de actuaciones misteriosas, que lo ubicaría entre los principales comerciantes de Barcelona, su gran ambición.
La tercera parte, “Dimensionando”, trata el momento en que finalmente Duarte se involucra con la independencia de Cataluña, comprometiéndose con los revolucionarios catalanes a convencer a don Miquel Mercer, su compañero seminarista, a que redacte una constitución para el país independiente por el cual luchan. En esta parte, Duarte define su dedicación a la causa independentista y debe decidir si sigue o no la causa de Dios. Aquí se unen las dos intrigas, la de Duarte por un lado y la de don Felipe Aguedó Calcull por el otro, ya que doña Esclarí, la prometida de Aguedó Calcull, resulta que pertenece a la sociedad secreta en la cual han involucrado a Duarte y es la persona que lo presenta a los revolucionarios.
La técnica usada en la novela consiste en alternar episodios entre Duarte y don Felipe Aguedó Calcull, en los cuales cada uno es el personaje principal.
En los episodios donde Duarte es el protagonista, el narrador está en tercera persona, intencionalmente, con el fin de crear un distanciamiento entre el personaje y el lector, de manera que este último tenga cierta objetividad en la apreciación y la apropiación del primero. Sin embargo, en ocasiones, se pasa a la primera persona, para recrear un momento íntimo del personaje. Y está el leif motiv: ¿Qué haces, hermanito, qué haces?, que se usa cada vez que Duarte percibe que no está cumpliendo con su compromiso de dedicarse a la independencia de su país.
En los episodios protagonizados por don Felipe Aguedó Calcull, el narrador está en primera persona, lo cual hace más dramáticos los despropósitos en que incurre el personaje.
CONCLUSIÓN
En Dimensionando a Dios, el autor introduce en la trama las características de Juan Pablo Duarte que se conocen históricamente. Entre estas:
La rabia e inconformidad que sintió cuando el capitán del barco lo insultó es la manifestación de un Duarte que se rebelaba contra el auroritarismo, lo cual motivó todas sus decisiones libertarias.
La disposición de hacer una sociedad secreta, cuando formó la Sociedad La Trinitaria, la adquirió en Barcelona. El planteamiento de crear una constitución donde existiera un cuarto poder, el municipal, lo trajo de allá; además, dijo explícitamente que lo adoptaría tan pronto pudiera hacerlo.
Incluyo una supuesta experiencia de Duarte en la presentación de obras teatrales, para enfatizar la estrategia que se trazó con el fin de ganar adeptos a la causa independentista en Santo Domingo, presentando obras como La viuda de Padilla, donde se proclama la libertad.
También aparece su atracción por las mujeres, con las cuales no llegaba a formar lazos permanentes. Se ha comprobado que la inquina que le tenía Tomás de Bobadilla y Briones, el cerebro que guiaba a Pedro Santana, se debe a que Duarte no cumplió con un compromiso de matrimonio que hizo con una sobrina de este. Sabe Dios si esto hubiese ocurrido, Bobadilla se dedica a promover a Duarte para la presidencia del país, en vez de a Santana, y toda nuestra historia sería distinta.
En Dimensionando a Dios, he tratado de recrear a un Juan Pablo Duarte que se corresponda con la verdad histórica; al mismo tiempo, lo rescato de ese mito que lo presenta como un hombre que pudo organizar los inicios de la indeopendencia pero que, por debilidades intrínsecas a su carácter, fue inconsistente, pues quiso ser, pero al final, tuvo que conformarse con no ser, quien dirigiera los destinos de la República Dominicana. El Juan Pablo Duarte que trazo es un hombre que toma decisiones y las lleva hasta donde puede hacerlo. Por qué no enfrentó a Pedro Santana es de las incógnitas que nuestros historiadores no han desentrañado o no han querido hacerlo. Como novelista, lo imagino: fue traicionado por quienes debían apoyarlo y, sin ese apoyo, resultaba vana la confrontación, un “matadero”, como dije antes… y Duarte era un idealista que cuidaba al detalle la ejecución de sus acciones; un realizador de cosas que fueran realizables, aunque parecieran imposibles, como fue la independecnia de nuestro país.
Dimensionado a Dios, en definitiva, es una demitificación de nuetro patricio Juan Pablo Duarte, una obra que maneja los recursos del postmodernismo.
En la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2011, en mayo de este año, la obra ganó el Premio Nacional Feria del Libro Eduardo León Jimenes, uno de los premios literarios de mayor prestigio en la República Dominicana. En el laudo, el Jurado otorgó el premio a esta obra…
“Por su calidad literaria y su excelente ritmo narrativo, que explora
utilizando la realidad histórica y la ficción, la conexión de
Juan Pablo Duarte en Barcelona y los movimientos libertarios de la
época que dan forma al pensamiento patriótico del Padre de la Patria.
La obra contribuye a un mejor conocimiento de la figura del patricio,
cuya biografía todavía mantiene facetas pendientes de exploración,
y enriquece igualmente la narrativa y la novela histórica dominicana.
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