ENCUENTRO CON MANUEL GARCÍA VERDECIA
Vistas de Holguín
Víctor Hugo Morales, directivo del Taller Literario Salomé Ureña, me pidió que participara en un panel titulado “Salomé Ureña: En cuerpo y alma, la Poeta Nacional”, junto con Chiqui Vicioso, en la XIV Feria Internacional del Libro en Santo Domingo. El panel fue fijado a las 5:00 p.m. el jueves 19 de mayo en el Pabellón de Autores Dominicanos, y allá me fui.
Chiqui llegó acompañada de Manuel García VerdeciA, un hombre que, a primera vista, lucía amable y acogedor. Chiqui nos introdujo y me explicó que Manuel, esa misma tarde, a las 7:00 p.m. tenía una conferencia titulada “Vargas Llosa: el poder de la ficción y la ficción del poder”, en el Auditorio del Museo de Historia Natural. Este es un país especial, dijo Chiqui. Manuel es un experto en la literatura de su país, Cuba, y le ponen el tema de Vargas Llosa. Manuel sonrió.
El panel sobre Salomé Ureña resultó interesantísimo con los aportes que hicimos Chiqui y yo. Al terminarse, Chiqui me invitó a que asistiera a la conferencia de Manuel. Cómo no, le dije. Voy a llevarle mi novela Serenata, para que la lea y me diga lo que piensa. Tomé del estante del Pabellón un ejemplar del libro, le hice una dedicatoria apresurada y me fui a la conferencia. Un deleite. Manuel García Verdecia, donde quiera que lo pongan, sabe lo que debe decir. Le entregué la novela. La leeré y le diré mi impresión, me dijo.
Días después, iba por la calle Hostos de la Ciudad Colonial de Santo Domingo y me encuentro con Chiqui y Manuel. Tienes que acompañarnos a mi casa, aquí cerca, dijo Chiqui. No pude decirle que no. Resulta que Chiqui se mudó a una de las casas coloniales en la callecita que pasa por el frente del Convento de los Dominicos y que ahora es peatonal. La casa es una joya arquitectónica. Hay gente que simplemente con poner una cosa aquí y otra allá crea una ambientación encantadora, y esa es Chiqui.
Manuel y yo nos sentamos a gusto. Mientras Chiqui me brindaba un jugo de tamarindo y hacía diligencias por la casa, Manuel y yo hablamos de literatura, ¿de qué otra cosa? De nuestras experiencias, de nuestros sentimientos como escritores. Fue realmente un momento muy hermoso entre dos personas que sienten lo que hacen.
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